Son impactantes, imprimen un aire teatral, colorido y distintivo. Son las cortinas, accesorios fundamentales en la decoración del hogar.
Y si bien, su funcionalidad más habitual es la de regular la entrada de luz en los ambientes, las cortinas pueden ser también un accesorio deco con mucha personalidad. ¡Y fuera de las ventanas!
Y no solamente: porque las cortinas son un recurso enorme para dividir parcial o totalmente un espacio. Como los biombos con diseño.
Unas de las grandes ventajas es que hacen que los lugares parezcan más grandes y otorgan vitalidad sin tener que tocar la pared.
Rectangulares, simples, con textiles naturales, las cortinas generan por sí solas un efecto renovador.
Fabricadas en telas muy livianas que dejan pasar la luz, logran mantener la privacidad de un cuarto (o de la cama) sin ser un dosel.
Pueden ser más imponentes y pesadas, cuando se intercalan distintos paños y estampas.
La estética del espacio es una continuidad, pero la cortina aplicada a un ambiente propone una disrupción y una nueva manera de habitar el espacio. Solo se trata de experimentar.
Las de esterillas, de bambú o con mostacillas, apuestan a un juego dinámico descontracturado.
En un un pasillo, definen la entrada al resto de la casa y le da un toque muy especial a todo el lugar.
Las hay metalizadas y formando diferentes paisajes o dibujos.
Definitivamente, la última palabra sobre cortinas no estaba dicha, y es un clásico que se reinventa y vuelve a instalarse de otra manera en la decoración de interiores.