Bajo los cielos del mundo: Cadaqués y Portlligat, villas de veraneo de Picasso y Dalí en la Costa Brava de España - Revista Para Ti
 

Bajo los cielos del mundo: Cadaqués y Portlligat, villas de veraneo de Picasso y Dalí en la Costa Brava de España

Cada vez que planifico un viaje estoy llena de ilusiones y expectativas sobre lo que voy a encontrar en ese nuevo sendero elegido. No soy viajera de shopping, y si hay algo que disfruto de los caminos, es interactuar y dejarme sorprender con la gente del lugar, conocer su idiosincrasia, sus costumbres, leyendas y todos esos pequeños detalles que me enriquecen y siempre encuentro fuera de lo planificado. Concluyo cada viaje mirando al cielo, agradeciendo y plasmando en un papel una nueva historia.
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Es tiempo de hermanas... Es tiempo de charlas extensas sin compromisos dentro de un espacio de descanso que combine playa, mar, risas y anécdotas mientras recorremos ese pueblo elegido de casas blancas dentro de la villa de pescadores sobre la Costa Brava española: Cadaqués.

Barca de pescadores de Cadaqués secando sus redes.

Un pueblo que hace tiempo tuvo que amurallarse por el acoso de piratas como el temible Barbarroja, y que al día de hoy extiende sus "murallas de conservación" para frenar el avance y el atropello del turismo, logrando de esa manera preservar su esencia en el trazado original de las calles estrechas y pintorescas, tapizadas de pizarra y guijarros recogidos del mar.

Estatua de Salvador Dalí en la playa principal de Cadaqués.

Por eso el camino a Cadaqués parece querer esconderse dentro de una carretera llena de curvas, hasta que desde lo alto comenzamos a ver las aguas del mar de un increíble color turquesa.

Tapas de los servicios públicos pintadas por los vecinos.

Después de estacionar el coche en las afueras, cruzamos caminando el pueblo hasta llegar a la costa y en ese laberinto de barrio marinero, contemplamos el talento de los vecinos plasmado en las paredes de la calle Silvi Rahola, con sus pinturas de arte callejero. Los vecinos pintan las tapas de los servicios públicos con sus paisajes para embellecerlas.

Calle Silvi Rahola, en Cadaqués, donde los vecinos han pintado las tapas de los servicios públicos para embellecerlas.

Hay playas para todos los gustos, por eso, si querés nadar o refrescarte, podés caminar y elegir la que desees: hay playas escondidas, playas de arena y piedras. Este pequeño pueblo de casas blancas y mar azul supo atraer a artistas como Salvador Dalí, Pablo Picasso y Joan Miró, por eso. en la calle Riba de EsPoal, en pleno centro y a solo unos pasos del mar, una placa señala la casa en la que vivió Picasso con un grupo de amigos.

Turistas recorriendo la costa en busca de las playas de preferencia.

Después de disfrutar del día, y casi al atardecer, hallamos en el paseo marítimo una estatua de Dalí, por lo que decidimos abandonar Cadaqués y emprender rumbo a Portlligat, a sólo 5 kilómetros, para visitar la casa donde el artista vivía con Gala, su esposa.

Atardecer en Cabo de Creus, Portlligat.

Cuenta Xavier Moret que Dalí "no era muy querido en su pueblo, porque en 1956, cuando una helada mató los olivos de Cadaqués, la gente lo pasaba mal y estaban pendientes de una ayuda del gobierno, pero el artista apareció en una portada de un periódico diciendo que los olivos rebrotaban y que lo peor ya había pasado. Tomaron en cuenta su opinión y al ayuda se esfumó".

Antigua casa cubierta de guijarros recogidos del mar.

Y añade en su relato que "cuando en el pueblo de Cadaqués descargaron la estatua del pintor, un viejo pescador de más de 90 años se puso a gritar: '¡Sinvergüenza!', y entre sonrisas pícaras agregó: 'Algún día los ladrones se llevarán la estatua para fundirla y habrá gente del pueblo que lo celebrará'".

Callecita de Portlligat.

Luego de unos minutos llegamos al Cabo de Creus, una zona de pescadores donde está su casa-museo, con objetos originales y su taller. Para visitarla, es necesario pedir una cita previa, algo que nosotras olvidamos y no pudimos entrar, pero nos quedamos recorriendo ese extenso paisaje que Dalí veía por su ventana: la silueta del cabo de Creus, el cual reflejó en muchos de sus óleos.

La barca del árbol.

Dalí sentía pasión por Portlligat y en su biografía, Vida secreta, escribe: "Las mañanas ofrecen una alegría salvaje y amarga, ferozmente analítica y estructural, los atardeceres son morbosamente tristes. Los olivos brillantes y animados durante el día, se metamorfosean en una gris inmóvil como de plomo. La brisa matinal dibuja sonrisas de pequeñas olas: por la tarde y a menudo, a consecuencia de los islotes que hacen de Portlligat una especie de lago, el agua está tan tranquila que refleja los dramas del cielo crepuscular".

La casa de Salvador y Gala Dalí.

Y mientras paseábamos en ese atardecer, dimos con una barca que tenía un árbol dentro, una piara de jabalíes que habían bajado de la montaña para hurgar la basura dejada por los turistas, unas tiendas de souvenir, una antigua casa con paredes de guijarros y, sobre todo, sentimos mucha calma y silencio.

Piara de jabalíes que bajaron de la montaña.

Portlligat es un sitio ideal para alejarse del ruido de las ciudades y encontrar una vida tranquila lejos del estrés, teniendo en cuenta lo que el artista catalán solía repetir: "Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta". Salvador Dalí.

Paisaje que Dalí veía desde su ventana y que reproduce en muchos de sus cuadros.

Más información en parati.com.ar

   

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