Desde Corea del Sur, cuna de los tratamientos de belleza, el pulso marca que se vienen las uñas cortas. Los diseños se dan de manera simple, apuntando a terminaciones naturales, justo donde la uña se despega de la piel.
Los esmaltados son especialmente brillantes, como si acumularan capas y capas de top coat, logrando un efecto gel muy potente. En cuanto a la paleta, se usan los tonos claros en color pastel: nada de colores intensos o recargados.
No se trata de una manicura con textura fingida como las knitted nails, que buscan sumar capa tras capa de esmalte hasta lograr el volumen deseado.
El efecto deseado es el de las gelly nails, que se consigue con el esmalte en gel, a modo de top coat aplicado por capas, con secado incluido, un punzón para dar forma y, sí, un pulso y un sentido estético admirables. Este tipo de trabajo es el que se hace en gabinetes con manicuras expertas.
Tanto los materiales como la precisión para realizar las jelly nails hacen de ella una manicura solo al alcance de manicuras profesionales. Prácticamente cada centro tiene su propia técnica para realizarlas: hay quienes utilizan directamente los esmaltes de gel, tanto con color como sin él, para crear el volumen 3D.
Otros crean la estructura con las extensiones que se utilizan para las manicuras postizas, reforzándolas posteriormente un gel resina y dándoles forma con ayuda de un pincel. Otra opción bastante repetida es utilizar el builder gel directamente sobre la uña esmaltada y trabajarlo con un puntero o pincel.
