Demi Moore es una beauty adicta reconocida y, como tal, no tiene inconveniente el probar todo tipo de productos, rutinas y tratamientos para cuidar su piel. Como tampoco tiene ningún problema en recibir un reto de sus hijas cada vez que les da un sermón acerca de la importancia de una buena rutina de belleza, que conviene empezar a realizar lo antes posible: "Por favor, no desperdicien su tiempo". Ella lo sabe bien y aduce toda la responsabilidad del estado de su piel a su insistencia en el cuidado diario. Para ella su mayor secreto de belleza es cumplirlo a diario desde hace décadas.
Simplificado pero efectivo, la actriz siempre recuerda el consejo de su madre: "Mi madre siempre me decía que estuviera donde estuviera jamás dejara de limpiar e hidratar mi piel. Hoy sigo siendo muy constante con este consejo y cuando aplico una de mis cremas favoritas no olvido el cuello, el escote e, incluso, mi pecho", explica. En esa sencillez ya se esconden varios trucos de belleza: la obsesión por la limpieza y la hidratación así como la toma de conciencia de ampliar el cuidado más allá de los limites de la mandíbula.
Su piel, sensible y seca, necesita una dosis extra de mimos. Por ello, no se separa de una toalla suave para realizar la limpieza, es fan total del drenaje linfático facial y cuida muchísimo la alimentación.
Después de una época de excesos reconocida, donde el alcohol formaba parte de su día a día, la actriz llegó a reconocer el daño que le hacía también a su piel (la deshidrata). Así que Demi Moore, que reconoce que el paso del tiempo le ha generado nuevas preocupaciones por su piel (por la pérdida de humedad) recurre a cremas más concentradas y una ingesta de agua diaria de mínimo dos litros: "En realidad no tengo ningún gran secreto, pero definitivamente creo que la belleza comienza en el interior de cada persona. Puedes hacer lo que quieras con tu exterior, pero si el interior no se ve o se siente bien, entonces no sé si lo que hagas por tu imagen será suficientemente bueno".