Las nuevas maneras de lavar el pelo comenzaron a proliferar, aproximadamente, en 2015, cuando comenzaron a promover no lavarse la cabeza por 30 días para protestar sobre las sustancias contaminantes en los shampoos.
Esto llevó a que se originara el movimiento "cowashing", que obligó a que cientos de marcas cosméticas lanzaran al mercado productos capilares con fórmulas libres de detergentes, siliconas y parabenos.
Muchas consumidoras dejaron de lado el shampoo, pasándose al acondicionador (que se fabrica sin estos componentes) y llegaron a fanatizarse por el sistema al ver los resultados positivos en el pelo.
Esta tendencia confirmó que el tipo de componentes del shampoo son fundamentales para la salud capilar, lo que no quita que aparezcan nuevas técnicas y protocolos que invitan a reinventar su uso.
Entre estas novedades hace su aparición una nueva manera de lavarse el pelo, conocida como lavado inverso. Quienes ya lo han probado afirman que es ideal para el pelo fino sin volumen, que normalmente después del acondicionador se queda un poco apelmazado.
Tal y como lo indica su nombre, consiste en invertir el orden del lavado: primero se usa el acondicionador y después el shampoo, aunque cada paso se hace de la misma manera que con el orden habitual.
Cómo se hace el lavado inverso: paso a paso
Con el cabello húmedo se aplica primero el acondicionador de medios a puntas, dejándolo actuar unos minutos.
Se enjuaga generosamente.
Aplicar el shampoo en la raíz, haciendo masajes entre 2 y 3 minutos para asegurar que se elimina el acondicionador por completo.
Enjuagar y repetir la aplicación del shampoo.
Cuáles son los beneficios del lavado inverso
El pelo resulta más fácil de peinar, aún estando húmedo. Y como se retiran por completo los residuos de acondicionador (estos hacen que el pelo esté más pesado), y se finaliza con una limpieza profunda, aumenta su volumen al instante.