El pelo castigado puede tener muchos orígenes: el uso habitual de herramientas de calor, las sucesivas coloraciones, los tratamientos permanentes y ciertos hábitos de cuidado deficientes pueden llevar a que se vea deslucido.
Ante esto, algunos de los síntomas de que el pelo necesita de manera urgente un cambio en la rutina de cuidados pueden ser: falta de brillo, puntas abiertas, caída anormal y sequedad.
Como para cada problema existe una solución, a continuación te contamos qué podés hacer.
Caída del pelo
En muchas ocasiones, la caída del pelo puede ser fruto de factores genéticos y hormonales (alopecia androgenética), así como por situaciones temporales de estrés, enfermedad y bajada de defensas (alopecia areata).
No obstante, nuestros hábitos también juegan un papel importante. Por eso, saber qué es conveniente hacer y qué deberíamos evitar, es fundamental.
Por un lado, es preferible no abusar de peinados tirantes, así como dejar de lado accesorios de pelo y peines o cepillos que resulten agresivos. Su acción puede provocar alopecia por tracción, es decir, caída del pelo por quiebre.
Por otro lado, el abuso de las herramientas de calor pueden acelerar los daños: siempre usá protectores térmicos que mitiguen el daño y usá estos elementos lo menos posible.
Es conveniente usar el secador, a una distancia mínima (unos 30 cm) del cuero cabelludo y en la temperatura más baja posible.
Pelo con frizz
El frizz es un problema común y su aparición se debe a la falta de hidratación capilar que puede darse por diferentes factores: ambientales (en invierno, los cambios de temperatura drásticos), químicos (abuso de coloraciones), físicos (abuso de herramientas de calor), etc.
Para combatirlo es aconsejable realizarse tratamientos hidratantes periódicamente en la peluquería, que puedas mantener en tu casa con productos específicos para ese fin.
Asimismo, tratá de optar por shampoos sin sulfatos (tienden a resecar) y lavar el pelo con agua tibia (o fría, cuando se pueda).
Durante el lavado, frotá siempre el cuero cabelludo y nunca los largos. Para secarlo, envolvelo con una toalla de microfibra y jamás lo frotes.
Coloración y decoloración
Las tinturas son maravillosas para darle vida y personalidad al cabello, pero tienen su "lado B", porque pueden maltratarlo.
El pelo teñido requiere cuidados y productos específicos. Los especialistas aconsejan no aplicar tinturas domiciliarias, dado que es difícil conocer las proporciones y tiempos de aplicación que se adecúan a nuestro pelo.
Tratá de espaciar lo más posible las coloraciones y utilizá en tu casa los productos de cuidado (shampoos, máscaras, bálsamos, aceites) que te recomienda tu estilista para tu tipo de pelo.
Los (malos) efectos del calor
Si usás con frecuencia herramientas de calor (secador, planchita, buclera) tu pelo puede sufrir sus efectos negativos: sequedad y daño en la cutícula. Por eso, es aconsejable usar un protector de calor térmico antes de exponerlo al calor.
Aparte de este cuidado básico, también podés prevenir daño ajustando la temperatura de estas herramientas, usarlas siempre sobre el pelo limpio y evitar el uso cuando no sea tan necesario.
En ocasiones, un buen peinado recogido le da una muy buena apariencia al pelo descontrolado.
Puntas abiertas
Las puntas abiertas son la culminación de un pelo dañado: se enreda demasiado y su aspecto es pajoso y quebradizo.
En general, cuando los daños en las puntas son muy marcados, la única solución es sanear cortando el pelo, eliminando la zona castigada.
Por otro lado, podés evitar con una rutina de cuidados que incluya:
- Aplicá semanalmente una máscara capilar. Se usa con el pelo recién lavado solamente con shampoo y escurrido. Se aplica en los largos, se deja el tiempo que indica el envase y se enjuaga bien con agua tibia.
- Si no podés evitar las herramientas de calor, no te olvides del protector térmico. Al finalizar, aplicá aceites específicos para proteger e hidratar las puntas.
- Usá cepillos adecuados para desenredar el pelo sin dañarlo. Buscá los que son especiales para usar con el pelo seco o mojado, evitando tirones que sumen más daño.
- Visitá la peluquería, como máximo, cada dos o tres meses para que tu estilista evalúe el estado de tu pelo y te recomiende los tratamientos y cuidados específicos para vos.
Fotos: Pinterest
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