Entre los tantos consejos que circulan proclamando ser "la mejor manera de lavarse el pelo", lo primero que tenés que pensar es qué tipo de pelo tenés y cómo se comporta. Y así vas a encontrar la manera que mejor funciona en tu caso particular.
Este tip, que evita que el pelo se pegue al cuero cabelludo, es indicado para quienes tienen poco pelo o demasiado finito: lavarse con la cabeza hacia abajo, ya sea en el lavatorio o en la ducha, con la canilla inferior.
Es que la acción misma del agua de la ducha al caer tiende a producir un aplastamiento de la fibra capilar y, si le sumamos la temperatura del agua (que la elegimos en base a cómo la sentimos sobre el cuerpo), para este tipo de pelo delicado, no sería la mejor opción si lo que buscamos es que no pierda el poco volumen que tiene.
En cambio, si lavamos el pelo cabeza abajo, estimulamos el flujo sanguíneo a la zona, lo que fomenta la estimulación del cuero cabelludo y, por ende, la vitalidad del pelo.
Es útil también para aprovechar y usar el agua menos caliente, algo que se traducirá en mayor brillo y menor deshidratación para tu pelo.
Si te animás, podés hacer un enjuague final con agua fría para cerrar las cutículas, lo que le aportará un máximo de brillo.
Son pequeños hábitos que, sostenidos en el tiempo, no serán mágicos, pero te harán notar una gran diferencia en la calidad y vitalidad de tu pelo.