La máscara de pestañas es uno de los cosméticos más populares y siempre, quienes aman usarla, están buscando la más novedosa y la que mejor se ajuste a sus necesidades. En este caso no se trata de una novedad, pero sí una que se diferencia de las más convencionales, logrando otros efectos y diferentes beneficios: te contamos cuáles son.
Se conocen como máscaras tubing y cuentan con una formulación particular muy diferente de las convencionales, fabricadas con pigmentos, ceras y aceites. Las tubing están compuestas por polímeros, unas moléculas con forma de cadena que tienen la ventaja de combinarse entre sí: en la pestaña, forman un tubo a lo largo de cada pelo, quedando bien unidas y sin ser tan propensas a desprenderlas y, por lo tanto, transferirlas.
Como efectos posibles: alargan las pestañas. Y, además, al no desprenderse sus partículas, no se transfieren a la parte de la ojera ni tampoco al párpado, con lo que no generan el indeseable efecto de mirada cansada.
Otra diferencia es que se retiran con agua tibia: el polímero no es soluble en agua fría, de modo que podemos llorar o transpirar sin miedo a que se corra la máscara.
Lo que no hay que esperar de las tubing es el volumen: solamente aportan largo a las pestañas.
En el mercado existe una gran variedad de precios: desde marcas de alta gama hasta otras que se consiguen en farmacias (a precios económicos) y que también brindan excelentes resultados.
Para reconocer las que están formuladas con esta tecnología es preciso leer sus ingredientes: los polímeros pueden aparecer como crosspolymer o copolymer, por ejemplo. Será cuestión de probarlas para vivir la experiencia.