La Parroquia de Santa María de Buenos Aires ha sido protagonista de nada menos que 3 Milagros Eucarísticos que tuvieron lugar en 1992, 1994 y 1996. Y estos tres milagros fueron analizados y recopilados por Carlo Acutis en su Exposición Internacional de Milagros Eucarísticos. Esto fue parte de las investigaciones que hizo el beato en su breve vida.
El Dr. Ricardo Castañón Gómez fue llamado por el entonces Arzobispo de Buenos Aires, nada menos que el actual Papa Francisco, para que analizara el Milagro que tuvo lugar el 15 de agosto de 1996. Estos fueron los hechos:
- En 1992, después de la misa del viernes 1 de mayo, el ministro de la Eucaristía encontró fragmentos de hostia consagrada en el corporal (un mantelito cuadrado que se pone en el altar y sobre él se colocan todos los elementos que se usan para celebrar la Eucaristía . Siguiendo los preceptos de la Iglesia, el sacerdote los colocó en un recipiente con agua a la espera que se disolvieran y lo colocó en el sagrario. Siete días más tarde, abrieron el sagrario y vieron que los fragmentos se habían teñido de un color rojizo parecido a la sangre.
El domingo siguiente, el mes de mayo, durante las dos misas vespertinas, se observaron dos gotas de sangre en las patenas con las que los sacerdotes daban la Comunión.
- El domingo 24 de junio de 1994, en la misa de niños, mientras el ministro de la Eucaristía tomaba la píxide del sagrario, vio una gota de sangre que fluía por la pared.
- El 15 de agosto de 1996, durante la misa de Asunción de la Virgen, otra hostia consagrada se cae al suelo y es guardada en un recipiente con agua. Unos días después, el 26 de agosto, la hostia se transformó en sangre.
El relato del Dr. Castañón Gomez respecto al Milagro Eucarístico
"El 15 de agosto de 1996 un fiel recibió la hostia consagrada en las manos para tomar la comunión pero por descuido se le cayó al suelo y decidió no recogerla porque le pareció que estaba "sucia". Otra persona más devota se dio cuenta de lo que había pasado, la recogió, la apartó e informó de inmediato al párroco el padre Alejandro Pezet.
El sacerdote puso la hostia en un recipiente con agua y lo colocó en el sagrario a la espera que se disolviera.
El 26 de agosto, el sagrario volvió a abrirse y se descubrió que la hostira tenía algunas manchas rojas que eran más grandes cada día. Los sacerdotes de la parroquia acudieron de inmediato al Arzobispado de Buenos Aires (el Papa Francisco era el arzobispo en esa época) para contarle lo que había sucedido.
Se decidió esperar antes de iniciar las investigaciones y en 1999, después de que el Arzobispo fue informado del hecho de que llevaba a cabo gratuitamente estas investigaciones científicas, me encargó que me ocupara del caso.
El 6 de octubre de 1999 fui a Buenos Aires y entrevisté a los 5 sacerdotes que habían sido testigos del hecho y me dijeron que había habido otra hostia consagrada que había sangrado en el mes de mayo de 1992. Ellos la habían metido en agua destilada que es la peor forma de conservar algo y por ello me preocupé mucho.
Todos saben que cuando se extrae sangre se puede obtener la fórmula leucocitaria (glóbulos blancos). En la sangre hay variedad de glóbulos blancos con características específicas. Los sacerdotes, durante el primer milagro, tenían a una parroquiana que era química a la que le pidieron que analizar la hostia que sangraba. Ella descubrió que era sangre humana y que tenía toda la fórmula leucocitaria. Se sorprendió mucho cuando descubrió que los glóbulos blancos estaban activos. Sin embargo, la doctora no pudo realizar el análisis genético ya que en aquella época no era fácil hacerlo.
Extrajó una muestra de las dos hostias que habían sangrado delante del notario arzobispal que certificó la legalidad de la acción tal como exigen las autoridades de la Iglesia.
El 21 de octubre me dirigi al laboratorio de genética Forencel Analitical de San Francisco que habría tenido que analizar las muestras que había llevado. El 28 de enero del año 2000 hallaron fragmentos de ADN humano en las muestras: se trataba de sangre humana que contenía código genético humano.
En el mes de marzo del año 2000 se me informó que también participaría del análisis el célebre doctor Robert Lawrence, médico forense histopatólogo, uno de los máximos expertos en tejido. Halló piel humana y glóbulos blancos.
En el 2001 acudí con las muestras al Dr. Linoli que identificó las células blancas y que lo más probable fuera que las muestras correspondieran al tejido del corazón.
En 2002 enviamos la muestra al Dr. John Walker a la Universidad de Sidney, en Australia, que comprobó que tenía células musculares y glóbulos blancos intactos (los glóbulos blancos se desintegran a los 15 minutos de estar fuera del cuerpo: ¡habían pasado 6 años!).
En el mes de setiembre de 2003 volví a acudir al Dr. Lawrence quien me confirmó que la muestra podía corresponder al tejido de un corazón inflamado: la persona a la que pertenecían tenía que haber sufrido mucho.
El 2 de marzo de 2004 acudimos al mejor experto en patologías cardíacas y medicina forense del corazón, el Dr. Frederick Zugibe de Nueva York, de la Universidad de Columbia. No le dijimos que la muestra había sido tomada de una hostia consagrada.
"La muestra que me ha traído es el músculo del corazón, el miocardio, es el ventrículo izquierdo", me dijo, y me confirmó que mi paciente tendría que haber sufrido mucho.
Entonces, le pregunté: "doctor, ¿por qué ha sufrido mucho mi paciente?". Él me respondió: "Porque su paciente sufrió trombos, en algunos momentos no podía respirar, no le llegaba oxígeno, le costaba respirar y ha sufrido muchísimo porque cada respiración ha sido dolorosa. Probablemente le han dado un golpe a la altura de pecho. Además el corazón presentaba una actividad dinámica (viva) cuando me ha traído la muestra".
Le pregunté por qué. Y me respondió: "Porque hemos encontrado glóbulos blancos intactos y éstos son transportados por la sangre y si hay glóbulos blancos es porque cuando usted ha traído la muestra estaba latiendo".
Entonces el doctor preguntó a quién pertenecía esa muestra y dijo: "No me lo creo" cuando le dije que era de una hostia consagrada. Se impresionó muchísimo.
Un teólogo me hizo notar de que le hecho de que fuera el miocardio no era casual. Ocultaba un simbolismo. Del mismo modo que el corazón da vida al cuerpo; la Eucaristía es lo mismo para la Iglesia. Y el ventrículo izquierdo porque a él llega la sangre purificada.
El 26 de marzo de 2005, el Dr. Zugibe me envió el informe: "Cuando usted me trajo esta muestra este corazón estaba vivo. Tejido del ventrículo izquierdo del corazón con células inflamadas, decía.
El 17 de marzo de 2006 le llevé los resultados al Cardenal Jorge María Bergoglio, hoy el Papa Francisco.
El sacerdote que Carlo contactó para que le diera información del milagro en Buenos Aires
En 2003, Carlo le mandó un mail al sacerdote Eduardo Pérez para preguntarle por este Milagro Eucarístico. Pérez relata esto en el siguiente video:
"Bergolio permitió mandar una muestra a investigar a Estados Unidos en 1999 y en 2000 vinieron los resultados que indicaron que era un pedazo de tejido de miocardio que estaba vivo y que estaba herido: ocho años después, ese pedacito de carne reseca a la vista, que daba la impresión de ser cmo una costra, decía que era tejido vivo", cuenta Pérez.
Bergoglio, el 8 de mayo del 2000, fue a la parroquia, celebró la misa y empezó a hablar de este signo eucarístico dando permiso para venerarlo y para transmitirlo", sigue contando.
"Cuando en 2003 Carlo me escribió, le empecé a dar inforamción. Hizo una gran exposición de Milagros Eucarísticos, donde recogió 136 milagros en todo el mundo", asegura Pérez.
"Ese diálogo que mantuve por mail y que no lo tengo, lo recuerdo porque me llamaba mucho la atención que un chico me escribiera desde Italia, muy interesado por la Eucaristía. Pensé "este chico está llamado al sacerdocio, tenía 14 años. Al poco tiempo me cuentan del chico que tiene fama de santidad, un apóstol del mundo de internet. Y ahí recordé a Carlo, el chico que me había escrito para recabar información", concluye.