Cuando se habla de una intervención quirúrgica en las mamas, lo primero que se piensa es en el agrandamiento de las mismas con implantes, pero una de las cirugías más comunes es la reducción de ellas. Esta operación puede realizarse por temas estéticos, pero en su mayoría es por salud, por eso hay que saber todos los beneficios y los distintos riesgos que puede implicar esta operación.
Normalmente, el predominio de la reducción mamaria es realizada en mujeres, pero los hombres también pueden tener incremento del tamaño de sus mamas, conocido como Ginecomastia, producido normalmente por trastornos hormonales, que generan el crecimiento de la glándula como de la grasa mamaria.
Desde el ingreso del paciente al consultorio, lo primero que hay que preguntar es cual es el disconfort que tiene, ya que varias pueden ser las situaciones. El principal caso es el peso de las mamas, lo que genera problemas y dolores de la columna, espalda y torso, como así también trastornos en la piel por la humedad generada debajo de las mamas. Otra situación puede ser el tamaño y aquí puede afectar la apariencia estética, como así también complejos psicológicos que se gatillan en situaciones sociales o íntimas.
La desproporción de la mama con el resto del cuerpo, la dificultad para encontrar prendas de vestir o trajes de baño y la insatisfacción con la apariencia física son algunas de las causas por las que se realizan consultas para la reducción mamaria.
La técnica utilizada para reducir el tamaño de los senos será determinada por la condición individual, la composición de los senos, la cantidad de reducción deseada y las preferencias del paciente. Hay muchas técnicas de reducción mamaria, mayormente para las mujeres, donde normalmente dependen del tamaño, volumen y hasta caída de las mamas.
Dependiendo de la técnica, serán la cantidad de incisiones que se realizarán, lo que conlleva que el paciente entienda muy bien cuáles serán las cicatrices que tendrá y dónde se alojarán. Es allí donde reside la importancia del cirujano plástico, estético y reconstructivo, ya que es el especialista que, al estar formado en estética, intentará dejar dichas cicatrices en lugares lo más imperceptibles posible.
Qué técnicas hay para esta operación
Para mencionar algunas de las técnicas más utilizadas para reducir los senos, estas pueden ser la liposucción y la escisión. La liposucción implica aspirar la grasa excesiva de los senos y se puede utilizar para una reducción mamaria leve a moderada. La escisión mamaria implica realizar una incisión alrededor del pezón y la areola, bajando por el seno hasta el surco mamario, quedando una forma de T invertida.
Luego se elimina la grasa excesiva, el tejido glandular y la piel de las mamas. Básicamente, consiste en quitar glándula y piel, y ubicar el complejo areola-pezón, armonizando y levantando la mama. Las técnicas permiten dejar la mama en un volumen adecuado en una posición normal para la paciente. GCA®, empresa especializada en el implante de mamas, agrega que, dependiendo de cada caso, podrá o no, ser utilizado un implante mamario. Si fuera el caso, considerar siempre las marcas de implantes recomendadas por su Cirujano Plástico, Estético y Reconstructivo, los estudios a largo plazo del implante y las garantías que ofrecen.
La escisión mamaria es más invasiva y puede lograr una mayor reducción, pero también deja una mayor cantidad de cicatrices. Los objetivos de esta cirugía son de mantener indemne la areola y el pezón, como también intentar mantener la función de la lactancia y la sensibilidad de la zona.
Este procedimiento suele tener una duración de 2 a 4 horas, dependiendo del tamaño y técnica utilizada. Puede realizarse tanto con sedación anestésica como con anestesia general, y dependiendo del tamaño y duración, esta cirugía suele ser ambulatoria o con un día de internación. La recuperación o postoperatorio de la reducción mamaria implica el uso de un sostén quirúrgico para soportar las mamas y evitar actividades físicas extenuantes, como ir al gimnasio, durante 4 a 6 semanas.
Los beneficios y los riesgos de la reducción mamaria
Los beneficios de realizarse esta intervención incluyen la reducción del malestar, mejora de la autoimagen y la capacidad de participar en actividades físicas sin molestias. Esto normalmente conlleva un impacto psicológico muy importante donde los pacientes muestran cambios de hábitos de vida, de indumentaria, entre otras cosas.
Esta cirugía, como cualquier intervención quirúrgica, tiene sus riesgos, pero al realizarse por un cirujano plástico, estético y reconstructivo certificado, estos riesgos están controlados y se reducen, dado que en manos inexpertas pueden poner en riesgo la vida del paciente. Siempre es importante un interrogatorio sobre antecedentes familiares o personales, un estudio prequirúrgico completo y también imágenes mamarias.
Lo importante a tener en cuenta en esta cirugía, en las mujeres, es la posibilidad de no poder amamantar. Es importante esta situación si la paciente es joven, donde tendrá que evaluar los costos y beneficios si se trata de mamas que generan problemas corporales y trastornos psicológicos por su peso y tamaño.
En conclusión, la cirugía de reducción mamaria puede mejorar la autoimagen y el confort físico, pero como toda cirugía, conlleva riesgos y complicaciones potenciales que se reducen y controlan al ser realizado por un cirujano plástico, estético y reconstructivo certificado que puede proporcionar consejos personalizados sobre la mejor técnica y ayudar a garantizar un resultado exitoso.
Para asesorarse por cirujanos plásticos certificados se puede ingresar al buscador de la página de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, www.sacper.org y averiguar las mejores opciones para esta intervención.
