El reconocido psicólogo especialista en niños y familias Alejandro Schujman comparte una lista de ideas y tips para compartir junto con los más chicos las vacaciones de invierno.
“En sesión online con una paciente de 13 años empiezo a formular la pregunta: ‘¿qué planes tenés para las vacaciones de invier…?’. Me detengo, me doy cuenta que estoy preguntando una tontería. ‘Lo mismo que los últimos ciento veinte días’, me dijo ella entre risas”.
Así empieza Alejandro Schujman, el psicólogo autor de Generación NI NI, a contarnos los desafíos a los que se enfrentan chicos y padres en estas vacaciones de invierno en cuarentena que terminarán el 31 de julio.
El desafío de las vacaciones de invierno 2020
Tras la charla en vivo #EnergíaParaTi (lunes, miércoles y viernes, a las 10, Instagram Live de @paratirevista), este psicólogo experto en niños y familias resume: “Es cierto que no se pueden hacer grandes planes, no hay chances de salir con amigos, menos aún de pasear fuera de los lugares donde cada uno vive. Pero mi abuelo Lázaro decía: ‘una gran comida con todos los ingredientes necesarios la hace cualquiera. El arte es hacerlo sólo con lo que tenemos a mano’”.
Con una mirada optimista, @alejandroschujman asegura que el desafío de las vacaciones en épocas de COVID-19 se trata de achicar la distancia entre lo ideal y lo posible. “Optimizar lo que SI tenemos y armar la mejor combinación que sea posible. Pensemos entonces estrategias y consejos para padres de niños y niñas muy aburridos, luego de esta cuarentena XL que nos ha cambiado todos los ejes de referencia”, incentiva el especialista.
Es hora de ver, pensar y ser más creativos que nunca para contestar la pregunta del millón... ¡¿Qué invento de nuevo después de meses de estar encerrados todos juntos y con pantallas 24 x 7?!
7 estrategias de Alejandro Schujman para pasarla bien con los chicos en vacaciones
1. Ejercitar la memoria y buscar al niño/a que fuimos
Los adultos de hoy en día, en tiempos normales y más con el estrés de estos meses pandémicos, se han olvidado de cuando eran pequeños y solo hacía falta una maderita e imaginación para jugar y ser felices. Se olvidan de lo que cuando niños sabían, abrir la puerta para ir a jugar.
Sabían el “Dale que…somos piratas, princesas, reyes, sapos, señoras que toman el té, señores de saco y corbata que van a trabajar, equilibristas, trapecistas, músicos….”
¿Dale que somos lo que queremos ser?
¿Dale que somos felices y podemos soñar?
En estos tiempos que vivimos, primer consejo y sugerencia para los padres:
recuperar la capacidad de jugar es menester y las vacaciones de nuestros hijos porque son un buen momento para conectar con lo lúdico, con el juego, con lo creativo. Una hora por día, juguemos, con ellos, con nosotros mismos, pongámonos “ropa de ser felices” y a rodar…
2. Reciclando ideas
Todo vuelve de alguna manera, el vintage a la orden del día, así que bien podemos reflotar los juegos que jugábamos de niños para recordar con nuestros hijos y compartir momentos divertidos, vayan algunas ideas:
- Truco
- Damas
- Tiro al blanco
- Pictionary
- Dígalo con mímica
- TEG
- Búsqueda del tesoro
- Veo- veo
- Pinocho dice (para los más chiquitos)
- No decir ni sí ni no ni blanco ni negro
- Queda invitados ustedes a sumar a esta lista…
3. Vestir de juego actividades de lo cotidiano
Cuando mis hijos eran pequeños, hace ya algunos años, para que ir al supermercado juntos no fuera un suplicio para ellos y para mí, implementaba “misiones”. Por ejemplo:
Buscar los rollos de cocina, las arvejas, las latas de atún… el primero que los ve, punto y suma.
Podía fallar, como decía Tu Sam, pero muchas veces, el paso por las góndolas era un paseo más en donde la pasábamos realmente bien.
La colaboración en tareas domésticas también puede ser motivo de compartir y en enseñarles el ejercicio de la responsabilidad.
4. Estimular el plano artístico
Donald Winnicott (psicoanalista inglés) decía que los juguetes están allá para que los niños los conviertan en tales, como el Rey Midas.
Hojas, pinturitas, bloques, instrumentos, y pintar, cantar, jugar con ellos, divirtiéndonos nosotros, sino disfrutamos no vale. Dibujo, baile, cantar, armar orquestas con instrumenros caseros, todo suma y vale.
5. Limitar la conectividad en los hijos
Después de meses de pantallas 24 x 7, es imprescindible y difícil también que en las vacaciones de invierno se extremen las posibilidades para jugar sin pantallas.
Los niños están agotados mentalmente de tanta conectividad y es un buen momento para dar respiro, más teniendo en cuenta que luego del receso siguen las clases virtuales al menos un tiempo más.
En vacaciones, sugiero acotar la cantidad de horas reloj frente a los monitores, de los hijos... y de los grandes también.
6. Estimular el pensamiento lateral en nuestros hijos
El pensamiento lateral es la capacidad del ser humano de buscar caminos alternativos para situaciones problemáticas que desafían la creatividad.
Lamentablemente, a medida que crecemos y las instituciones van pasando por nuestras vidas, el índice de pensamiento lateral disminuye.
Podemos, como padres, ayudar para recuperar el nuestro y estimular el de nuestros hijos.
Esta idea surgió de un grupo de padres para los que yo coordinaba un espacio de reflexión. Los resultados fueron más que positivos y los comparto:
Con hijos de entre 5 y 8 años, al comienzo de las vacaciones propusieron construir a lo largo de todas ellas un cuento en familia.
Con la lógica del juego de ir agregando una palabra y formar la historia, cada uno ponía lo suyo (el título y tema era patrimonio de los hijos) y el cuaderno quedaba a mano.
Para los más pequeños que no sabían escribir, dictaban a sus mayores, con ilustraciones y la dinámica que podía darle cada familia, se iba construyendo de a poco hasta la edición.
En este grupo circularon a manera de biblioteca intercambiando los libros de cada familia.
En definitiva, con niños pequeños, la creatividad y el pensamiento lateral son las llaves para unas vacaciones distintas, y me atrevo a más, para una vida distinta también.
7. Ayudemos a la distribución saludable del tiempo
En el caso de los adolescentes en vacaciones (y mucho más después de la cuarentena) tienden a perpetuarse hasta altas horas de la madrugada aferrados a sus teléfonos móviles, duermen hasta pasado el mediodía, haciendo honor al término de “vamping”, quedándose hasta altas horas de la madrugada con la computadora, o el teléfono, lo cual es poco saludable en el mejor de los casos.
La firmeza es necesaria para poner pautas claras, más temprano comencemos, más sencilla la tarea.
Esta lluvia nos moja a todos, en la vida elegimos algunas cosas y otras se nos imponen. “Si la lluvia te da limones, a preparar la mejor limonada posible”.
Que los mamás y papás pongan lo mejor de cada cual y cada quien en estas vacaciones de invierno tan especiales, aprovechar para disfrutar el tiempo que habitualmente no abunda, cada crisis es una oportunidad también.
Que tengan hermosas vacaciones, ¡y a vivir!
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