"Cada vez que me piden consejos antes de probar vinos, yo repito: ‘Empezá con lo que te agrade y tratá de combinarlo con un plato que te guste’”, afirma Elisabeth Checa –La Checa–, una periodista de larga trayectoria en el mundo de la gastronomía y de los vinos en especial. Fue fundadora de El Club del Buen Beber, trabajó en Cuisine & Vins, El Cronista, La Nación, ¡en Para Ti! y lleva ya once años haciendo la guía de vinos Los buenos vinos argentinos, toda una Biblia si querés saber qué comprar. “Al tratarse de vinos, si no sabés lo más fácil es dejarse guiar por las tendencias, pero hay que tener en cuenta que las modas son siempre lo que está por desaparecer y no siempre son positivas. Las hubo de vinos añejados en toneles grandes, después en barricas de achique, que ahora son muy preciados otra vez… En los ‘90 gustaban de mucha madera, vinos muy alcohólicos y estructurados. Ahora volvemos a los más livianos y amables, vinos para comer”, explica.
Si hablamos de tendencias, ¿cuáles te llamaron más la atención?
Antes no se tomaban blancos, ¡todo era malbec! Hoy se están empezando a revalorizar y lo aplaudo. También los terruños, los suelos, ya que en 200 metros tenés características diferentes y a cada hilera de vid se le puede dar un tratamiento distinto (de riego o de punto de cosecha). Esas son cosas que en los últimos años han cambiado muchísimo.
¿Blanco o tinto?
Soy una militante del blanco. A diferencia de los tintos, que tienen sus momentos, los blancos van con todo. Con mollejas, chinchulines, cerdo, cordero. Pero no todo es blanco o tinto. ¡También me gustan los rosados! Se lo catalogaba como vino femenino cuando en realidad es para todos. Ideal para días calurosos. Personalmente, descubrí el rosado en mis viajes por Argelia.
¿Cómo es tu relación con el vino?
Siempre como con vino. Ahora en verano los elijo más livianos. Si estoy sola –tengo dos hijos, uno acá y otro viviendo en España y cinco nietos, además de muchos amigos– no me abro una botella de $ 600, pero sí elijo un vino expresivo, fresco y con buena acidez... Lo de la acidez la gente lo está empezando a apreciar ahora. A los bebedores les parecía que la acidez era mala palabra y cuando en realidad es la columna vertebral de un vino.
¿Con corcho convencional, de plástico o a rosca?
Depende. Lo de la rosca me encanta para el vino de todos los días porque, si estás sola, te tomás una copa y la botella te dura en la heladera tres o cuatro días. Me gusta más que el corcho de plástico. El corcho me gusta, pero puede generar lo que se denomina el bouchonné (una contaminación TCA), que es uno de los defectos más siniestros que tiene el vino y lo encontrás hasta en las mejores familias. Con el de rosca no te sucede.
¿Cómo la pasan las mujeres en el mundo vitivinícola tan masculino, rodeadas de bodegueros, sommeliers y enólogos?
Durante dos años hice la guía con Paz Levinson –rankeada como mejor sommelier argentina en el último mundial–, una chica con mucho talento. Las mujeres tenemos una capacidad especial para detectar aromas y sabores y hoy se nos respeta mucho más.
¿Cómo tomamos los argentinos?
A la hora del consumo, creo que los muy jóvenes toman poco vino y que las bodegas están haciendo productos para seducirlos. Les ofrecen vinos dulces (el dulce es el sabor más fácil, es el de la leche materna, así creo que tratan de engancharlos). Aunque en general hay una movida de mayor conciencia gourmet y la gente sabe más. Si tengo una reunión, siempre esperan que sea yo quien lleve el vino. Les gusta aprender y conocer. Así que voy y lo compro.
Compro vinos en el chino
¿Dónde comprás? Compro vinos en el chino. Lo especial me lo suelen enviar, pero si quiero algo diferente, en vinotecas. En el súper no porque son carísimos.
¿El mundo del vino es elitista?
Con tanta ceremonia, prueba de vino y testeo creo que por mucho tiempo ese hermetismo dio miedo, pero ya no. He tenido mujeres en El buen beber, señoras que me decían “Yo no sé nada” y yo les respondía, Vos votá y elegí el que más te guste”. El vino que más te agrade siempre va a ser el mejor. Además, yo siempre destaco del vino sus circunstancias (por eso en mis guías no pongo puntuación). No es lo mismo este vino acá en una tarde agradable y relajada de verano que este mismo vino si se calienta y justo te cae un pesado a hablar. No es lo mismo.
El vino que más te agrade siempre va a ser el mejor
¿Qué novedades destacás de los vinos argentinos?
Me gustan las cosas que se están haciendo acá, el vino argentino es fenomenal. Lo que está haciendo Costa y Pampa con sus vinos cerca del mar es muy interesante también. Además, hoy tenés a quienes buscan especialmente vinos orgánicos y biodinámicos. Los orgánicos (sin pesticidas ni químicos) y los biodinámicos que siguen una filosofía, guían sus cultivos según las estrellas y evitan los procesos industriales.
¿Cómo te llevas con los sometiera?
En mi generación, con especialistas gastronómicos como Miguel Brascó, cuando aparecieron los sommeliers decíamos que había mucho “macaneo glorioso”. Hoy a los sommeliers los respeto muchísimo. Es muy difícil describir aromas en un texto sin poner obviedades. Detesto la palabra “maridaje”, uso “complicidades” o “afinidades”. Tampoco me gusta maridaje como verbo. “Marida con tal cosa”... Es tan rico el español, que ¡¿para qué?! Pienso que no hay reglas. ¿Por qué el sushi sólo con vino blanco? ¡Va con lo que se te ocurra! La única regla es que haya una armonización y que el vino no tape el plato.
¿Hay horarios para beber?
He tomado el mejor champagne en un desayuno en el Hotel Crillon de París. No te digo que todos los días, pero no hay horarios (además era una copita).
¿Espumante o espumoso?
Odio la palabra espumoso. Que digan espumante o que hablen en inglés y digan sparkling. Yo lo escribo –champán–. Qué, ¿si no fue hecho en la región de Champagne en Francia no se puede? –se ríe–. ¿Quién me va a meter en cana, un francés? Lo digo como en los tangos, champán. No voy a escandalizar a nadie, yo escribo champaña... pero mejor champán. “Meta champán que la vida se te va”.
PAULA IKEDA ([email protected]) fotos MAIA CROIZET