Ni Benjamín Vicuña, ni Pico Mónaco, ni Gonzalo Heredia. Ellos son Clemente Cancela, Humberto Tortonese y Juan Pablo Sorín –periodista, actor y exfutbolista, respectivamente– elegidos como emblemas de un “nuevo hombre”.
Así lo vio Natura, que los convocó para el lanzamiento de su nueva línea masculina, y nosotras aprovechamos la ocasión para conversar con ellos sabiendo que no sería tan fácil encontrar el denominador común del curioso trío. Y, al contrario, disfrutar de la diversidad, porque de eso se trata crear nuevos paradigmas.
“Yo me imagino que la elección tiene que ver con la libertad: todos nosotros compartimos esa libertad a la hora de construirnos”, reflexiona Humberto Tortonese. En masculinidades freestyle, nadie más autorizado que el actor reconocido por su pasado de vestidos y pelos largos en la escena teatral under de Buenos Aires.
“Yo creo que acá represento a un tipo de hombre que no tiene como aspiración ser el macho que nos inculcaron cuando éramos chicos –dice Cancela, ex CQC y conductor de Gente Sexy hasta hace unas semanas–.
“Yo siento que en mi caso también hubo cierta libertad de hacer un camino propio que viene con esta idea de reformular todo: los patrones culturales patriarcales, la concepción de la belleza y su componente cultural. Todo eso que tiene que ver con la lucha de la mujer que derrama a todos”, asegura.
-En un punto, la lucha feminista es casi tan relevante para el hombre como para la mujer, ¿no es cierto?
-Humberto: Sí, totalmente. El macho que se construye así también responde a una cuestión cultural y es una carga pesada. Incluso si uno mira a esos hombres de otras generaciones que tenían que sostener la casa, la familia y tomar todas las decisiones, seguramente que a más de uno le pesó.
-Pero todavía hablamos del hombre que “ayuda” con la casa o los chicos, como si fuera que se ocupa de algo que no le corresponde.
-Clemente: Hoy la casa es una tarea de a dos. A mí no “colaborar” me daría muchísima cosa, porque no entiendo que sea algo que le corresponda más a uno que a otro. En casa cocinamos los dos, lavamos los dos y hacemos las cosas a la par: no se me ocurriría otro modo. Ese “preparame la comida que voy a ver Fútbol de primera” no va más.
-Humberto: ¡Perdoname, pero sí pasa! No pasa en el ámbito de uno, pero que existe, existe. Y sigue vigente.
-¿Sintieron alguna vez la presión machista de ser hombre de una determinada manera?
-Clemente: Sí, el aspiracional machista es una cagada. Es un ideal de hombre muy difícil de alcanzar que, para mí, un chabón chiquito al que no le interesan muchas cosas de ese universo, no era muy sano.
-Humberto: Totalmente, el macho es una imposición. Yo también tenía la particularidad de ser chiquito cuando se esperaba que uno fuese grande y fuerte y bueno para los deportes.
-Vos Juan Pablo no tuviste problemas con lo de hacer deportes, pero en el ambiente del fútbol habrás padecido muchos mandatos.
-Juampi: Cuando estás en un determinado ambiente y sabés cómo son los chistes y las cargadas, te adaptás. Eso no significa que no pelees contra eso o que no puedas demostrar que sos diferente: que vos sí te emocionás, por ejemplo. Que también llorás, te arreglás o cualquier cosa que demuestre una mayor sensibilidad, sin que eso te haga menos hombre.
-Se habla mucho de un hombre desorientado frente a los cambios del universo femenino. ¿Perciben eso?
-Humberto: ¡Sí! Yo siempre lo decía en la radio, ¡cuiden a ese pobre hombre que está desorientado! El que ya no sabe si puede o no decir un piropo, dejar pasar primero y toda esa galantería. Hoy el que dice “¡qué buen culo!” por la calle, seguro liga un tortazo. ¡Capaz que pensaban que todavía estaba bueno! (risas).
-Clemente: Sí, hay una desorientación del hombre que es muy notoria. En realidad, hay muchos que están interesados en el cambio, que escuchan y toman las nuevas ideas. Después hay una gran cantidad medio torpe que está en el medio y no sabe bien qué hacer y finalmente está la resistencia, que es un grupo chico que eventualmente va a terminar cayendo porque, en definitiva, lo que había era una cuestión de privilegios que no son lo mismo que derechos. Todo lo que sea igualdad termina teniendo más sentido. -
Juampi: Sí, yo también veo eso, pero creo que acá estamos frente a un cambio irreversible y quienes no lo entiendan y se queden atrás, están afuera.
-Como hombres de reconocimiento público que son, ¿sienten la responsabilidad de trabajar para acelerar y consolidar estos cambios?
-Clemente: Sí, y creo que estamos obligados aunque no quisiéramos. Pero mucho mejor es si elegimos hacerlo, más allá de la obligación que tengamos como gente de los medios. Yo tengo a mi novia que es feminista hace años y ella siempre me explica y me marca cosas. A veces me pasa que le digo: “¡dale!, ¿en serio?”, pero es un ejercicio constante. O te adaptás o te ahogás.
-Juampi: Además, cuando uno trabaja en medios tiene que ser súper cuidadoso. A veces te sale del alma un comentario o un chiste que no te das cuenta de que no es muy correcto y te pueden comer crudo.
-Humberto: ¡Como le pasó a Cacho Castaña! Con ese comentario desafortunado de “relájate y goza” en referencia a las violaciones. Era una barbaridad, pero él hablaba desde su lugar y educación de otra época, y creo que eso ya no se verá nunca más.
-¿Les pasa alguna vez que les cuesta saber cómo manejarse en determinadas situaciones?
-Juampi: Lo que me parece es que hay que tener cuidado con los excesos. A mí todo lo que pasa con el piropo me parece un poco extremo. Siento que quizás había comentarios que se hacían con galantería que ahora son atacados cuando sólo quieren ser amables. Me parece que el límite es complicado.
-El límite no siempre es tan claro…
-Juampi: No. Capaz el ejemplo del piropo no es el mejor, pero a mí también me pasa con costumbres como la de abrir la puerta o dejar pasar a una mujer primero. Yo siempre lo hice por un tema de educación y no creo que eso signifique que considero menos a una mujer. ¡Todo lo contrario! En eso es en lo que siento que a veces hay un exceso.
-Clemente: Sí, yo también tengo esa costumbre y no la creo ofensiva, pero si alguien me dijera que eso la ofende, no lo haría más. Creo que en todo caso los límites están en cada caso o pareja. No sé si hay una regla que aplique a todos.
Textos: Lucía Benegas ([email protected]) Fotos: Maia Croizet