¿En qué consistió la cirugía cardíaca que le practicaron a Mirtha Legrand? ¿Cómo se le hizo el procedimiento que le salvó la vida? A la diva de los almuerzos le hicieron una angioplastía coronaria, una práctica casi ambulatoria, una cirugía cardíaca mínimamente invasiva que se realiza por cateterismo con el objetivo de restablecer el flujo de sangre en el interior de la arteria, Así lo explicaron especialistas del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
Este procedimiento al que se sometió a Mirtha Legrand es muy frecuente: se realizan unos 45 mil por año, lo que equivale a uno cada 12 minutos. Se ingresa por la muñeca (vía radial) o por la ingle (femoral) y mediante un catéter se desobstruye una arteria tapada, sin necesidad de recurrir a la operación tradicional a través del esternón. Es una técnica muy segura, con un nivel de eficacia cercano al 100 por ciento.
“La tecnología acompañó el crecimiento de estas prácticas y hoy nos permite realizarlas en tiempos efectivos que oscilan entre los 60 y los 90 minutos. Además, -dependiendo del estado del paciente- muchas veces queda internado solo una noche para control y en ocasiones puede regresar a su domicilio en el mismo día. Los equipamientos son más precisos y tanto los stents como las válvulas cardíacas son de calidad muy superior respecto de lo que utilizábamos hace 10 o 15 años”, sostuvo el Dr. Diego Grinfeld, presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
Para el Dr. Alejandro Cherro, expresidente del CACI, las angioplastias son el recurso de elección para tratar el infarto y las obstrucciones y estrechamientos coronarios; suelen ser realizadas ante situaciones de urgencia o programadas en cuadros de menor gravedad. “Estamos hablando de cirugías cardíacas prácticamente ambulatorias, con anestesia local y con un posoperatorio muy amigable para el paciente. En 24 horas regresa a su casa y en 6 o 7 días ya puede volver al trabajo o retomar con normalidad sus actividades cotidianas, siempre bajo el control y la recomendación de su médico, por supuesto”.
Durante el procedimiento, bajo anestesia local se realiza una punción (en la ingle o muñeca) para ingresar al sistema vascular arterial con un catéter de aproximadamente 2 milímetros de diámetro y 1 metro de largo. Al llegar a la zona dañada, se inyecta una sustancia de contraste y, con la ayuda de los rayos X, se observa en un monitor el nivel y la característica de la obstrucción, estudio que hasta aquí se conoce como ‘coronariografía’.
Una vez detectada la obstrucción, se avanza con un pequeño balón en la punta del catéter al que se lo insufla con líquido para desobstruir la luz de la arteria y luego se coloca un stent para sostener la pared del vaso y que no se produzca una reobstrucción. La mayoría de los stents son liberadores de drogas, cuya finalidad es contribuir a evitar la reobstrucción del vaso. Este proceso completo es el que se conoce como angioplastia transluminal coronaria (ATC).
“La vía radial, que consiste en ingresar el catéter por la muñeca, es una práctica que ha crecido mucho en los últimos años, utilizándose prácticamente en 8 de cada 10 intervenciones; nos ofrece algunas ventajas clínicas y un mayor confort para el paciente. No obstante, es importante aclarar que no es para todo el mundo y muchas veces la decisión de utilizar una vía u otra se toma en la sala de hemodinamia, de acuerdo al grosor y el estado de las arterias de cada paciente, entre otros aspectos que evalúa el cardioangiólogo”, aclaró por su parte el Dr. Daniel Berrocal, expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Para mayor información consultar en www.caci.org.ar / www.revistacaci.org.ar