La casa de la diseñadora Dominique Incisa di Camerana (@dominicadeco) es un viaje directo al corazón de la Toscana. Una arquitectura única en la que son protagonistas los techos altísimos, las grandes arcadas de medio punto, los muros de piedra que en verano se visten con el traje verde de las enredaderas. Cero pretencioso y altamente funcional, su construcción fue el resultado de una buena simbiosis entre sus dueños y el arq. Matías Goyenechea y de una máxima que repiten y aconsejan: ambientar las casas a medida que se las vive.
La entrada palaciega, con su muro totalmente tapizado por una amphelopsis que en otoño vira al bordó. La antigua puerta de madera, de doble hoja y herrajes en color negro, la consiguió en un pulguero, pero llegó del norte. Tiene 2,70 m de alto, con remaches antiguos de ferrocarril que acentúan su impronta. El camino de adoquines bien rústico, los canteros con buxus podados que la preceden (paisajismo a cargo de @vaninaboffa) y los dos faroles que la custodian a cada lado, refuerzan su espíritu medieval.
Más allá de sus detalles constructivos, la arquitectura de la casa es muy sencilla: una sola planta lineal con el patio interno al frente y el gran jardín posterior. Hacia él mira la maravillosa galería, con su frente de estilo toscano en el que dan la nota las tres grandes arcos de medio punto de casi 5 metros de alto. Todas llevan como remate unos treillages de hierro negro por donde trepan unos jazmines de leche: acertada decisión para ganar sombra en una galería que recibe sol pleno. “La casa me fue enseñando algunas cosas, porque las casas se aprenden a medida que se las vive. Por eso yo siempre digo que hacer la decoración de a poquito ayuda un montón”, dice Dominique.
Dominique eligió para su casa una decoración clásica y atemporal, que no pasara de moda. Y en ese sentido, priorizó el juego de blanco y negro, bien net. Living y comedor están integrados, tanto espacialmente como en su ambientación. El primero se acomoda en torno a una chimenea empotrada que remata en un panel de espejos repartidos que agranda el ambiente. La completan, a cada lado, unas bibliotecas armadas con construcción en seco, con sus estantes de yeso retroiluminados en los que se lucen distintos objetos (todos de @dominicadeco). Un sillón en “L” muy grande y con muchos almohadones, todo en color blanco, y una mesa baja de madera clara, completan la puesta.
El cuarto principal tiene una cama con baldaquino de madera y, al centro, un ventiladores de techo con de aspas de ratán (www.desde asia.com). Las mesas de luz son de madera decapé y rematan en unos apliques antiguos con dos brazos para la luz de noche. El de Olivia -la hija, de 15 años- , tiene dos sommier: un deseo compartido por madre e hija, una porque cree que así el dormitorio parece más armado y la otra porque adora invitar a sus amigas. Ambos tienen respaldos tapizados que literalmente se meten en los huecos que deja la biblioteca armada con construcción en seco y pintada en gris plomo, con fotos y objetos varios como decoración. EL acolchado y los almohadones son de @angelinalinen y las acuarelas, de @lu.marot. Las cortinas dobles llevan géneros de @linosdelpacifico. Todos los baños de la casa son de líneas clásicas, con mesada de cemento alisado, bachas de apoyo, espejo pegado a filo y lámpara antique como iluminación. La pesada cortina a rayas esconde la bañera.
La pileta está enmarcada por un piso atérmico símil deck de ecomadera (@castellattoarq) y un murete bajo en piedra pómez en un lateral. Como cierre, en un extremo del decl, se sumó una pérgola de hierro con techo de maderitas y cubierta de policarbonato transparente. “Originalmente era de palos de eucaliptus, pero un día se cayó. Ahí aprendí la importancia de curarlos con brea y ponerles una base de cemento. Igual, a la hora de gastar, preferí invertir en una pérgola de hierro, con la calidez del techo interior de varillas de madera”, describe Dominique. La practicidad también se instaló en los mullidos sillones con fundas de cuerina náutica. Ejemplares de Eugenias imprimen verde en los laterales.
Producción: Marité Rizzo.
Fotos: Fabián Uset.