El Ámbar no es una piedra preciosa como todos creemos, sino que proviene de la resina fosilizada de los árboles, principalmente del pino.
Para el pueblo celta, el ámbar era un regalo de la Diosa Madre (La Tierra), que les entregaba para obtener poder y fuerza regeneradora del sol hecho materia.
Es brillante y muy energéticos y sus propiedades son muy regeneradoras, mejora las depresiones, aporta alegría y vitalidad, calma el estrés. Y si pasamos por un momento de actividad física y mental extrema nos irradia fuerza y estabilidad.
Propiedades del Ámbar
- Propiedades sanadoras: ayuda en la recuperación de los tejidos del cuerpo y también transmuta la energía negativa y potencia la positiva para una mejor recuperación de las enfermedades. Mejora todas las dolencias de las vías respiratorias, así como los dolores de garganta y problemas de tiroides.
- Propiedades energéticas: su color amarillo-dorado, que se relaciona con la energía del sol, ayuda a impregnar el cuerpo de energía y vitalidad, aliviando dolores y enfermedades. Potencia la salud y elimina el estrés, a la vez que entrega fuerza y estabilidad al cuerpo y la mente.
- Propiedades estimulantes: ayuda a aclarar y despejar la mente, estimulando el intelecto. Es un gran antidepresivo, ya que mantiene un estado mental positivo.
- Propiedades limpiadoras: su poder energético es tan alto que puede limpiar y sanar los chacras. Y su color amarillo-dorado está relacionado con el chacra del plexo solar, se ubica a la altura del estómago, por lo que el ámbar ayudará a fortalecer la vesícula biliar, estómago y el hígado.
Para los chicos
Es muy común que muchos padres les coloquen a sus hijos un collar de ámbar ya que este collar tiene poderes calmantes del ámbar que absorbidos por la piel, logrando un efecto analgésico.
Si bien sus propiedades son óptimas hay muchos pediatras que desaconsejan su uso, sobre todo en bebés, ya que puede ser peligroso.
Cómo limpiarlo
Para limpiar nuestro ámbar debemos hacerlo con un algodón empapado en una infusión de salvia y secarlo seguidamente. Para cargarlo, hay que harlo a la luz de la luna o enterrado en la tierra a la luz del sol.