En esta nueva columna, Mariela Blanco (@marielablancoperiodista), periodista y autora de "Leyendas de ladrillos y adoquines", nos lleva a conocer bares y confiterías con historia y bien porteños.
Cuatro lugares notables donde probar rica pastelería, degustar alguna bebida espirituosa y refugiar el alma. Mirá cuáles son.
1. Café de los Angelitos
Ubicado en Balvanera (Rivadavia y Rincón), este café inaugurado en 1890 supo ser un desfile de personalidades de renombre como Carlos Gardel y Osvaldo Pugliese.
Pero la crisis económica fue implacable y debió cerrar sus puertas en 1992. Después de sufrir abandono y posterior derrumbe, fue reconstruido y reinaugurado en 2007 respetando la atmósfera tanguera de los viejos tiempos. Es realmente un lugar bellísimo y muy familiar.
No podés perderte el chocolate caliente que preparan acá. Llega hasta la mesa con su jarra de cobre para poder hacer una segunda ronda. Y de todas las tortas, la que no puede más es la que lleva el nombre del lugar.
2. Confitería La Ideal
Está ubicada en Suipacha 384, a metros de Avenida Corrientes. Sentarse en una de sus mesas es un revival de la belle époque.
Para su regreso, verdaderos artistas llevaron adelante un trabajo serio y minucioso para devolverle al lugar la fastuosidad de hace más de un siglo. Incluso, debieron hacerse rigurosas pruebas de laboratorio para dar con los colores originales de maderas y estucos.
Vale la pena echarle un ojo a los vitrales, alzar la vista al techo y ver los detalles de las vitrinas que fueron hechas especialmente para La Ideal y que suelen verse mucho en Europa, pero no en nuestro país.
El menú pasa a segundo plano ante tanta majestuosidad pero el submarino se lleva todos los aplausos.
3. La Poesía
En este café ubicado en Chile al 500 se inició una gran historia de amor ya que allí se conocieron el poeta y letrista de tango Horacio Ferrer y la artista plástica Lucía Michelle.
El lugar tiene mobiliario rústico y alma de museo. Entre los objetos más pintorescos se destaca una chopera de bronce, un piano de 1915, una colección de latas, sifones y una fotogalería con imágenes de mas de cien referentes de nuestras letras.
El tip gastronómico: Dejá de lado el café con leche y pedite de la carta de tragos “Melodía de arrabal” (Hesperidina, vermut rosso y tónica). Nos lo vas a agradecer.
4. El Hipopótamo
El Hipopótamo queda en la esquina de Brasil y Defensa, frente al Bar Británico y Parque Lezama.
Fue almacén con despacho de bebidas a principios del siglo XX y exhibe como si fueran trofeos de guerra diferentes carteles enlozados de marcas que ya no existen.
Si viste “Despabílate amor” o “Las cosas del querer II”, seguramente, divisaste esa atmósfera nostálgica que lo caracteriza.
En una mesita del fondo tomaba la sopa Rubén Juárez y contra la ventana, para mirar hacia afuera, se sentaba siempre Eduardo Bergara Leumann.
El café con leche es riquísimo pero la gran tentación de la casa es la exquisita sidra tirada.
Fotos: Mariela Blanco.
