Ahora que se vino el frío y las casas se cierran a patios y jardines, nada mejor que disfrutar de los tonos y la belleza natural de la amarilis, la planta de interior más delicada y romántica.
Para que tengas una idea, es una planta bulbosa -muy parecida al lirio o azucena- con unas flores espectaculares que pueden ser de diferentes colores y patrones gracias al gran número de híbridos que existen hoy en día.
Nativa del centro y sur de América, su nombre científico es Hippesastrum y forma parte de la familia de las Amaryllidaceae.
La flor de este bulbo es acampanada, con seis pétalos y estambres muy prominentes. Las hojas son verdes y alargadas, y en ocasiones salen después la floración. También hay especies enanas que pueden producir hasta cuatro flores por tallo.
El momento perfecto para plantar los bulbos y que den flores espectaculares en apenas unas semanas es durante los meses de invierno. Y, con las condiciones y los cuidados adecuados, sus maravillosas flores pueden durar bastante tiempo.
Cuidados de la amarilis
- Luz y ubicación: mientras florece, necesita abundante luz natural pero sin sol directo. Cuando caen las flores y las hojas y entra en reposo, conviene trasladarla a un sitio oscuro y seco.
- Temperatura: al ser nativa de climas cálidos, no soporta las heladas ni temperaturas inferiores a 6º C. Lo ideal es una temperatura media de 18º C, mientras está en flor.
- Riego: es fundamental regar por abajo, ya que si se mojan las flores o las hojas se pudrirá. Mientras está en flor hay que regar poco, una vez a la semana. Cuando las flores están en todo su esplendor, se recomienda hacerlo dos o tres veces por semana. Cuando pierde las hojas hay que suspender los riegos, ya que empieza la época de descanso.
- Sustrato: agradece un sustrato rico en nutrientes y con una capa de arena que garantice un buen drenaje.
- Fertilizante: desde que empieza la floración y hasta que pierde las hojas, necesita un abono líquido para plantas con flor cada dos semanas. Se recomienda que incluya hierro y magnesio.
- Cultivo: elegí una maceta que sea apenas un poco más grande que el bulbo. Colocalo en el sustrato de forma que queden cubiertas sus dos terceras partes, dejando la parte superior al aire. Hasta que florezca, se debe regar al menos una vez por semana.