Es entre marzo y abril cuando las bellísimas flores de la anémona japónica se abren y se roban toda nuestra atención.
Delicada, romántica y muy luminosa, es una planta perfecta para llenar de vida rincones medianamente sombríos y escondidos. Además, es súper fácil de cuidar y está cargada de simbolismos.
Acá te compartimos todas sus curiosidades y cuidados para que la conozcas mejor y la tengas en cuenta a la hora de decorar con elegancia y sutileza tu patio o jardín.

Anémona japónica: la flor más delicada que florece en otoño
La anémona japónica, también conocida como flor de Pascuas o pascualita en otros países, es una planta que florece cerca de la fiesta de Pascua de Resurrección (de ahí sus nombres vulgares).
Un dato curioso es que en su simbolismo, la flor blanca, muy parecida a una margarita, representa la pureza de Jesucristo que también se puede ver en la túnica blanca que deja en el sepulcro el día de su resurrección. (La Anémona Japónica de flor blanca es también conocida como la variedad “Honorine Jobert”).

Nativa del centro de China, es una planta herbácea de porte alto que puede alcanzar casi los 2 metros de altura.
Sus hojas son acorazonadas de color verde neutro y cuando florece regala unas delicadas flores erguidas que pueden ser de color blanco, rosa o fucsia. Una delicadeza.

Cómo cuidarla
- Luz y ubicación: exteriores a media sombra.
- Temperatura: si bien florece en otoño, prefiere los climas moderados estivales. No le gustan las temperaturas excesivamente cálidas ni secas. En climas muy fríos, se recomienda resguardarla o colocar mulch.
- Riego: frecuente pero moderado, sobre todo durante el período vegetativo. Se recomienda hacerlo días alternos y mantener su base siempre húmeda.
- Sustrato: rico en materia orgánica, con pH ácido y un buen drenaje.
- Fertilizante: compost o estiércol es una buena opción.
- Poda: es clave eliminar las flores marchitas y las hojas aisladas. En invierno después de la floración, se la puede podar al ras del suelo.
