El árbol de jade es una de las plantas más utilizadas en el mundo de la decoración por varios motivos. El primero, es porque es una planta divina que no requiere de cuidados muy exigentes. Y el segundo, y quizás el más relevante, por ser una gran aliada del Feng Shui y simbolizar la buena suerte y la prosperidad, de ahí sus nombres populares "planta del dinero" y "planta de la abundancia".
Originalmente llamada Crassula Ovata (su nombre científico) esta atractiva planta es originaria de África, pertenece a la familia de las suculentas con más de 1400 variedades y en su hábitat natural puede llegar a alcanzar los dos metros de altura. Sus hojas son carnosas y de un color verde intenso y sus tallos gruesos recuerdan a una especie de árbol.
Si bien se trata de una especie de crecimiento lento, es una de las más duraderas y resistentes al paso del tiempo.
Su relación con el Feng Shui
Según esta disciplina milenaria china, existen algunos ambientes claves para colocar esta especie: en recibidores atrae buenas energías y suerte al hogar, en pasillos controla la energía que circula dentro de la casa, y en la sala de estar atrae prosperidad y bienestar económico.
Cuidados básicos del árbol de Jade
Le encantan los espacios bien luminosos pero sin sol directo ya que podría desteñir sus hojas verdes tornando su borde de un color rojizo.
Prefiere las temperaturas cálidas que oscilen entre los 20ºC y 25ºC, y si bien puede soportar algunas heladas, se recomienda evitarlas.
Al tratarse de una suculenta, sus riegos son poco frecuentes. Se recomienda hacerlo únicamente cuando el sustrato esté completamente seco: cada 15 días en verano y una vez al mes en invierno.
Su sustrato debe ser arenoso y contar con un buen drenaje, ya que es una planta que no tolera los encharcamientos.
Si bien es una planta de resistente y de escasos cuidados, en primavera y verano se puede utilizar un fertilizante específico para suculentas para contribuir a que crezca más sana y fuerte.