Puede ser que no la conozcas por su nombre, pero seguro que la viste alguna vez. La arvejilla o guisante de olor (Lathyrus odoratus, su nombre científico) es una de las plantas de exterior más elegidas para darle vida y color a cualquier jardín.
Pero hay algo más... También es una de las mejores candidatas para perfumar los espacios, ya que desprende un aroma exquisito.
Con sus delicadas flores multicolor -pueden ser rosas, amarillas, naranjas, lilas, rosas, blancas o crema-, esta planta Leguminosa que se clasifica como anual trepadora, puede crecer hasta una altura de 1 a 2 metros, siempre y cuando cuente con un buen apoyo.
De origen mediterráneo, más precisamente Italia y Sicilia, florece en primavera y permanece en flor durante todo el verano.
Esta planta tiene muchas variedades. Hay especies más enanas, de no más de 30 centímetros y, variedades más altas que pueden sobrepasar los 3 metros.
Cómo cuidarla
- Cultivo: antes de sembrar se recomienda cavar una zanja de unos 10 centímetros de profundidad. Luego hay que hacer agujeros con un lápiz para luego verter las semillas. Por último se presiona la tierra hasta que se vea bien firme y no queden bolsas de aire.
- Germinación: puede tomar de 7 a 15 días, dependiendo de la temperatura del suelo. A medida que las plántulas emergen y crecen, hay que ir llenando gradualmente la zanja con tierra. Por otro lado, si se comprueba que el sustrato está seco, se debe regar a nivel del suelo y por la mañana.
- Luz y ubicación: prefiere una exposición a pleno sol, o sombra parcial en climas muy cálidos.
- Temperatura: resistente las altas temperaturas en verano pero se recomienda protegerla en invierno ya que no aguanta las heladas.
- Riego: frecuente pero moderado, evitando los encharcamientos.
- Sustrato: agradece un suelo arcilloso, alcalino, fresco y húmedo pero con un buen drenaje.
- Fertilizante: el compost casero elaborado con restos orgánicos es muy bueno y recomendable para esta planta.