El pasado 8 de septiembre, el mundo se despidió de una de las figuras más trascendentes del siglo XX y parte del XXI: la reina Isabel II, que murió a sus 96 años de edad.
La monarca, que ocupó el trono durante 75 años, decidió pasar sus últimos días en una de sus residencias favoritas: el castillo de Balmoral, una de las cuatro viviendas oficiales. Pero el Palacio de Buckingham, el castillo de Windsor y la Sandringham House, también eran sus favoritas. Acá te los mostramos en detalle.
1. Castillo de Balmoral: su refugio de verano
Balmoral (un castillo comprado por el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, en 1852) supo ser el lugar preferido de la reina Isabel II para pasar sus vacaciones de verano desde que era niña y es el sitio donde falleció el pasado 8 de septiembre.
Está ubicado en la finca de Balmoral, en Escocia y cuenta con más de 50.000 hectáreas.
La última imagen de Isabel II con vida fue tomada dos días antes de su fallecimiento en la Royal Drawing Room, una sala de estilo neoclásico. Allí recibió a la nueva primera ministra, Liz Truss.
2. Buckingham Palace: su residencia oficial
La residencia oficial de la reina Isabel II era Buckingham Palace. Está ubicada en Londres y su fachada es una de las más famosas del mundo. Allí la monarca recibía a políticos y monarcas, y celebraba galas y recepciones oficiales.
Este palacio tiene 775 habitaciones: 188 dormitorios del servicio, 92 despachos, 78 baños, 52 suites reales y 19 salas para asuntos de estado.
3. Palacio de Windsor: su refugio de fin de semana
El de Windsor es el castillo habitado más grande y antiguo del mundo, con 54835 m2.
Como está muy cerca de Londres, la Reina pasaba allí sus fines de semana y días de descanso. Con el tiempo también se convirtió en uno de los lugares en los que recibía algunas visitas oficiales.
4. Sandringham House: el lugar donde celebraba la Navidad
Es otro de los sitios preferidos de la reina Isabel II y donde celebraba la Navidad con su familia. Se trata de una casa de campo situada en el condado de Norfolk, a 160 km de Londres. Fue adquirida por el rey Eduardo VII en 1862, y fue un legado que pasó de generación en generación.
Está rodeada de árboles, jardines soñados repletos de vegetación y un bosque. Sus terrenos se extienden hasta las 10.000 hectáreas. Los interiores se destacan por ser súper cálidos y elegantes.