Llega el frío, llueve o bajan las temperaturas, y el jardín pasa a un segundo o tercer plano. Sin embargo, aunque el clima no ayude es fundamental atender plantas y árboles para que lleguen impecables a la próxima primavera. Entre ellos, el césped merece toda la atención.
Con las bajas temperaturas, y aunque no crezca como durante el resto del año, el césped tiene algunas necesidades específicas:
Apuntes para cortar el césped
En estos meses de frío, lo ideal es cortar el césped lo menos posible y acomodar las cuchillas para mantener un corte alto del pasto. De este modo ayudás a proteger sus raíces del césped y evitás que el musgo y las malas hierbas se vuelvan resistentes.
- Cortá siempre cuando el pasto está bien seco (evitá las horas posteriores a las heladas) para impedir que aparezcan hongos.
- Aumentá la altura de corte a 5 cm aprox (depende del tipo de especie). Esto permitirá que el césped resista mejor los rigores invernales y las bajas temperaturas.
Abono y retiro de malezas
- Aprovechá lo que queda del otoño para aplicar una buena capa de un abono de liberación lenta que lo proteja antes del frío más fuerte.
- Retirá con un rastrillo las hojas secas y húmedas que caen de los árboles y se descomponen sobre el césped. Aunque te parezcan un abono natural, la conjunción de bajas temperaturas y hielo pueden hacer que estas hojas se pudran y crezcan uno de los grandes enemigos del césped: los hongos.
- Atención con las hierbas invasoras: con el césped ralentizado por los días fríos, las malas hierbas pueden ganar terreno. La misión es neutralizarlas con una labor de escarda (tené en cuenta que siempre hay que arrancarlas de raíz) o con algún herbicida específico.
Cómo regar el césped en invierno
- La frecuencia de riego baja considerablemente durante el invierno. En primer lugar, porque las heladas traen rocío y humedad; de modo que con ellas ya es suficiente para las necesidades del césped en invierno. A esto hay que sumarle que muchas veces se vuelven más frecuentes también las lluvias.
- Pero en caso de que no llueva ni hiele, calculá que la frecuencia de riego durante los meses fríos puede reducirse a 1 vez a la semana, siempre en lo posible durante las horas centrales del día: el sol ayuda a eliminar el exceso de agua y evitar que el césped pueda pudrirse.