Antes de que el verano se instale, hay que planificar los arreglos necesarios para poner a punto los espacios exteriores y así aprovecharlos al máximo. Pero para poder hacerlo cómodamente durante todo el día, es necesario contar con algunos elementos que cumplan con la función central de dar sombra. Y las pérgolas son uno de los recursos arquitectónicos más utilizados a la hora de cumplir con esta función.
Se trata de una estructura de cuatro columnas y vigas transversales -aunque también se pueden adosar sin problemas a las paredes de la casa con sólo dos puntos de apoyo- que se adaptan a todos los tamaños, estilos decorativos y espacios. Jardines, patios e incluso terrazas son los candidatos perfectos para lucirse con este recurso arquitectónico que marca tendencia y que no para de sumar adeptos.
Ubicación
Antes de salir al mercado en búsqueda de la pérgola perfecta, el primer paso que hay que dar consiste en analizar en detalle cuál será la ubicación ideal. Para eso, lo mejor es estudiar el trayecto del sol a lo largo del día.
Tamaño
En lo que respecta al tamaño, es clave que resulte cómodo y entre un espacio amplio para comer o descansar: se recomienda que cuente con 18 m2 como mínimo.
Materiales
Una vez definida la ubicación y el tamaño, llega el turno de elegir con detenimiento los materiales. En este punto resulta de suma importancia tener en cuenta el clima de la zona y si se va a colocar en una terraza o un jardín, ya que algunos materiales funcionarán mejores que otros.
Un ejemplo: si la zona cuenta con vientos frecuentes e intensos, lo mejor es utilizar pérgolas de hierro o de maderas pesadas. En cambio si los temporales acompañan, se pueden usar materiales más ligeros como aluminio, bambú o esterillas.
En lo que respecta al tipo de techado, existen múltiples variantes que van a depender de gustos personales -y del clima de la zona arriba mencionado-.
Algunas de las opciones más populares son: dejarlo abierto con vigas a la vista, ponerle policarbonato, cañas, media sombra, esterillas, sunbrella, toldos o ir por la opción de pérgolas bioclimáticas que cuentan con un sistema de láminas orientables que protegen y regulan la temperatura de manera natural.
Pros y contras de cada material
-La madera aporta una calidez que pocos materiales consiguen y se adapta con facilidad a diferentes estilos decorativos, tanto rústicos como vanguardistas. Sin embargo, requiere de un mantenimiento frecuente para resistir los embates de la intemperie.
-El aluminio es resistente, ligero y se adapta a todos los estilos decorativos que predominen en el espacio exterior. Es súper resistente al sol y a la lluvia, y además es un material fácil de desmontar en caso de traslado.
-Las pérgolas con base de material (ladrillo u hormigón) se pueden rematar con techos de distintos materiales (maderas, lonas, chapas). Si bien son muy resistentes, requieren obra en caso de querer realizar alguna modificación.
-Las cubiertas de lona estilo sunbrella (aptas para exteriores) logran frenar el paso de los rayos del sol (si son de buena calidad) y dan una buena dosis sombra.
-Los techos de cañas, esterilla o bambú quedan divinos pero no son muy resistentes y requieren de un mantenimiento frecuente.
Pérgolas en terrazas
Si vivís en una casa con terraza imaginate cuánto más la podés disfrutar si le sumás una pérgola que te proteja del sol o la lluvia y donde puedas sumar un buen comedor de exteriores o unos silloncitos con espíritu chill out.
De madera y hierro, con láminas de aluminio, cubierta con un toldo o bien rústica, en esterilla o cañas, este recurso arquitectónico también es perfecto para las terrazas haciéndolas lucir más cálidas, cancheras y por supuesto, funcionales.
Pérgolas bioclimáticas
Las pérgolas bioclimáticas pisan fuerte esta temporada y cada vez suman más fanáticos. Y es que su propuesta de "sombra inteligente" resulta bastante tentadora...
Se trata de un tipo de estructura cuyo diseño está pensando para aprovechar al máximo las condiciones climáticas del lugar de instalación. A través de gruesas láminas orientables que actúan como techo, se protege y regula la temperatura de manera natural. Esta es la principal característica que la diferencia del resto de las pérgolas tradicionales.