En un rincón verde de San Antonio de Areco se encuentra la finca La Madrugada, el particular refugio de Lucinda Paxton, una galesa de espíritu inquieto que encontró en estas tierras, su lugar en el mundo.
Un antiguo casco de estancia, un surtido de muebles y objetos llegados en barco desde su Gales natal y un particular olfato para encontrar tesoros pedidos en chatarreros, negocios de segunda mano y remates, le permitieron a Cinders (rebautizada como Lucinda por estos pagos) darle forma a este precioso hotel boutique que (sorprendentemente) nació a principios de 2020, casi a la par de la pandemia.
Estancia histórica
Lo de Lucinda Paxton con este antiguo casco del fines del siglo XIX fue amor a primera vista. "Cuando entré por primera vez enseguida pude ver la enorme posibilidad que tenía la casona, la magia de su parque, la vegetación, los pájaros que aquí habitan. ¡Todo es mágico! Por eso traté de mejorar todo pero sin modificarlo, manteniendo fielmente su esencia. Alcanzó con pintar los muros y cambiar el revestimiento de los baños por un damero blanco y negro. El resto lo hicieron los muebles y los objetos", describe.
El nombre La Madrugada también tiene su historia. Cinders, que cuando nació el proyecto -hace ya dos años- hablaba poquísimo español, tenía noción de haber escuchado la palabra "madrugada" en varias chacareras (la galesa es una asidua visitante de peñas). Y aunque aún no sabía a ciencia cierta su significado, le pareció que era "la palabra más linda del mundo", cuenta.
Muebles y objetos de otras vidas
A la hora de ambientarlo, Lucinda apeló a su memoria emotiva: su espíritu inquieto y nómade la había llevado a vivir en distintos rincones del mundo, de los que se trajo experiencias y tesoros. Además, como corresponsal del diario inglés The Telegraph, pudo experimentar en varias ocasiones la vida de hotel, de modo que reunió lo mejor de cada experiencia para volcarlo en su finca rural.
Una estadía para viajar en el tiempo
La Madrugada ofrece tres exclusivas habitaciones; todas inspiradas en las antiguas casas inglesas, con alguna pared empapelada y zócalos a contratono. Pisos de madera, techos de ladrillo visto cruzados por las robustas vigas, textiles de impronta british sobre cómodos sommiers (único mobiliario nuevo). Todo confluye para darle a cada cuarto una impronta especial.
Pero además, salpicados por toda la estancia, hay cantidad de objetos que Lucinda reunió a lo largo de 20 años de viajes de los viajes, y que aquí conviven con fotos de gauchos e imágenes tomadas en sus viajes: desde muebles y lámparas hasta frascos de boticario, pequeños floreros, alfombras.
Todos los muebles fueron restaurados por Lucinda, que descubrió en allí un nuevo hobby. “Me encanta sentarme a restaurar; es un proceso fabuloso, muy creativo. Un mueble antiguo restaurado resulta un mimo de historia”, describe. Las flores son otro detalle presente en cada rincón de La Madrugada “Todos los días salgo al campo a cortar flores de época que mezclo con nuestras rosas del parque”. Flores y plantas nunca pueden faltar”, asegura.
Campo, relax y all inclusive
La Madrugada le ofrece a sus huéspedes una experiencia all inclusive, en el sentido más generoso de la palabra. El régimen no sólo contempla las 4 comidas de corte gourmet y a base de productos orgánicos y estacionales, con posibilidad de que cada uno elija cuándo y dónde quiere disfrutarlas: bajo el ala de la galería y al reparo del sol, al sereno en una noche estrellada, en el elegante comedor de la casona si hace frío o, en breve, dentro de un viejo vagón de ferrocarril que Lucinda ya está ambientado con su particular ojo.
Cristalería, cubiertos antiguos, una ecléctica colección de porcelana inglesa antigua, velas y flores, condimentan cada comidas y hacen que la experiencia sea completa y la sobremesa, extendida.
La estancia también le ofrece a sus huéspedes la posibilidad de realizar cabalgatas con unso caballos tan mansos que son ideales para iniciados; o tomar un paseo en bicicleta por la zona, disfrutar de la generosa pileta o, simplemente, detenerse a escuchar el canto de los pájaros que habitan este lugar.
Para disfrutar todo el año
La propuesta de La Madrugada se puede disfrutar durante todo el año y vale tanto para parejas como para familias con niños, que se alojan en otro sector. Este invierno, por ejemplo, al menú de actividades se sumarán clases de cocina con los productos que ellos utilizan para sus huéspedes. O tal vez alguna sorpresa más, porque Lucinda es ante todo una mujer con un gran savoir faire.
Más info en @estancia_la_madrugada
Fotos: Fabián Uset.