En las afueras de la ciudad de Córdoba, en un campo ubicado entre Potrero de Garay y San Clemente, la imponente estructura se abraza a un pino. Tiene unos 6 m de diámetro y entre sus tres niveles suma 45 m2 que repiten cuatro materiales básicos: madera, metal, tela y cañas, que se fueron tejiendo para darles a los muros la apariencia real de un nido. Ese que es el sueño en escala 1 en 1 del publicista Nicolás Cugiani (@monotributo.club) y su amigo Pablo Dellatorre (@pablodellatorre) y el primer prototipo de su Hotelnest: un proyecto turístico que están desarrollando en México.
La construcción llevó aproximadamente seis meses. “Pero el tiempo no fue un condicionante. Iba a durar lo que tuviera que durar porque el verdadero objetivo era habitar la copa de un árbol, con todo lo que ello significa”, dice Pablo Dellatorre. La erigió a mano Nicolás Cugiani utilizando sus conocimientos, su ensayo y error y su expectativa. El día a día fue un elemento estructural del proyecto.
El nido tiene tres niveles: en el primero está el baño; en un segundo la habitación con equipamiento de relax y espacios de guardado y en el tercer nivel una terraza que se descubre para tener una vista abierta al lago, el bosque y las estrellas del Valle de Calamuchita. Su columna vertebral es el tronco del árbol que lo contiene. En torno a él se armó la estructura de sostén. La cúpula se resolvió con la misma lona impermeable y desmontable que cubre todo el perímetro y permite cerrarlo por todos los laterales. Por dentro, además, tiene cortinas tipo roller.
El cerramiento exterior lo resuelve una envolvente natural de caña tejida que permite vivenciar la sensación de estar habitando un nido. Para incorporar confort, protección e intimidad, se creó otra piel en todo el perímetro a partir de cerramientos desmontables y enrollables independientes que le dan mayor dinamismo a la relación exterior-interior. El mismo concepto se utilizó como cubierta superior del tercer nivel.