Artista, diseñadora y empresaria, hace diez años que Sofía Willemoës convirtió su nombre en una marca a través de la cual propone una combinación de diseño, arte y tecnología.
Instalada en Nueva York junto con su familia, es una apasionada de las tendencias y del diseño.
Y por estos días en las que Nueva York “renace” con aires de post pandemia, Sofía Willemoës comparte las bellas e inspiradoras imágenes de su paseo por su barrio y a través de nuevos lugares y hallazgos. Paseen y vean…
West Village es mi barrio preferido en Manhattan. ¿El plan? Caminar en busca de hallazgos que cambian según el día.
Podés quedarte en una esquina que te sorprende llena de globos y descubrir un patio secreto que te propone un concierto casual y fascinante.
Hice una parada obligatoria en un local de piedras energéticas donde compré un cristal de sal. Lo amé, porque al girar se llega a ver adentro -de manera translúcida e interconectada- el pattern circular de la naturaleza.
También por su flexibilidad. Es una piedra muy fuerte que al sumergirse en agua puede volver a su estado original, provocando una sensación de libertad única.
Otra ineludible visita es Mc Nulty’s Tea que recibe con un letrero que dice “Rare Teas & Choice Coffees since 1895”. Imperdible.
Me gusta mucho ir a leer a Buvette mientras tomo el buen café que sirven. Suele haber mucha gente, pero allí siempre tengo mi lugar asegurado: una mini mesa en un minúsculo rincón próximo a la puerta de ingreso, donde apenas entra una persona ¡y nadie se quiere sentar!
Me gusta almorzar en “Delice & Sarrasin”, un restaurante francés y vegano que me recomendó un amigo y adopté como propio.
Se come bien, no suele haber tanta gente y me gustan sus pequeños vasos, esa unidad de medida francesa que me brinda un recreo de los típicos gigantes vasos americanos, imposibles de terminar.
En alguna esquina de West Village, siempre está un artista pintando cosas hermosas… Recientemente, una amiga me regaló una de sus obras.
Hay locales que no se entiende muy bien lo que venden… y eso los hace aún más interesantes. Es parte del encanto de Manhattan en el que basta caminar para sorprenderte con lo que te ofrece de nuevo cada día. Es diversión garantizada.
Y si caminás un poco más, sobre el río Hudson, llegás hasta los 132 tulipanes de hormigón que sostienen un parque divino. Definitivamente, Little Island es la nueva joya de la ciudad.
