El triángulo de trabajo es una herramienta clave que permite de una forma sencilla, diseñar o reformar una cocina teniendo en cuenta como base, su funcionalidad.
Mediante tres líneas imaginarias entre la heladera, la pileta de lavar y la zona de cocción, se va a obtener dicho triángulo y va a ser el espacio en el que nos vamos a colocar para cocinar. Pero hay algo más… también es importante que cumpla con cuatro normas básicas para contribuir a su correcta y total funcionalidad.

En esta nota, la arquitecta Emilce Palladino (emipalladino_arq), nos cuenta cuáles son y brinda tips para aplicar esta regla de oro.

Mirá También

Antes y después: inspirate con la renovación de estas tres cocinas con estilos diferentes
1. En total el triángulo no debe superar los 8 o 9 metros. Es decir, no más de 3 metros entre cada punto y en lo posible, no menos de 1,20.
La idea es que no estén ni tan cerca entre sí pero tampoco tan alejados para que no se pierda el dinamismo.

2. Hay que poner zonas de preparación entre cada punto (en total serían tres). Esto puede resultar una dificultad para aquellas cocinas pequeñas.
3. La zona de limpieza de alimentos se coloca al lado de la pileta y lo recomendable es que tenga entre 60 y 90 centímetros libres.
4. Lo mejor es evitar que haya obstáculos cerrando el paso entre los tres puntos del triángulo.

Sin embargo, si ya se cuenta con una mesada a lo largo y la idea de reformar no está en los planes, se recomienda que la heladera este en una punta, el horno en otra y en el medio la parte de la pileta. De esta manera se contribuye a más funcionalidad y comodidad a la hora de cocinar.

Fuente: Arquitecta Emilce Palladino (emipalladino_arq).
Mirá También
