Cosmocosa, la galería de arte moderno y contemporáneo, presenta un conjunto excepcional de obras de Oscar Bony, algunas poco conocidas o nunca antes expuestas, realizadas entre 1993 y tiempo antes de su fallecimiento en 2002.
La muestra de Oscar Bony en Cosmocosa
Las piezas que se exhiben exploran la materia y coquetean tal vez con una recuperación del informalismo matérico y del arte destructivo como imágenes de representación, con Lucio Fontana y Alberto Greco como referentes, ofreciendo una mirada única y reveladora del proceso creativo de Oscar Bony.
El conjunto también manifiesta la preocupación del artista sobre la ética y la necesidad del hombre contemporáneo de retomar contacto con lo trascendente y lo espiritual en una década marcada por el consumismo y el “arte light”, sus primeros pasos – o balazos! en reflexión sobre la violencia, y su mirada tanto crítica como cómplice sobre lo que él definió como “la traición del estilo”.
Se incluyen obras de las series cielos, suicidios, el triunfo de la muerte y de amor y violencia n diálogo con obras “individuales” y únicas que fueron producidas en paralelo respecto de las series mencionadas.
Esta muestra ofrece una perspectiva fascinante sobre la evolución artística e intelectual del talentoso y disruptivo artista argentino.
El arte de Oscar Bony
Oscar Bony formó parte del mítico grupo de artistas multidisciplinarios del Instituto Torcuato Di Tella en los años sesenta, destacándose la creación de su icónica La familia obrera en 1968, seguido por una década de no participación en el circuito de galerías y museos a modo de suicidio colectivo junto con otros artistas del ambiente.
Durante ese lapso, Bony trabajó como fotógrafo y sin buscarlo sentó las bases visuales de lo que luego sería la imagen del proto rock argentino.
A mediados de los setentas vuelve a la escena del arte con la serie de pinturas hiperrealistas conocida como los cielos, a poco de lo cual, luego del asedio policial a causa de su serie de fotografías eróticas, decide exiliarse en Italia en 1977 hasta 1989 año en que regresa al país.
En 1994, en su exposición individual en Filo Bony: obras de amor y violencia, presenta por primera vez algunas obras baleadas.
De aquel grupo se exhiben, en esta muestra, uno de sus primeros objetos baleados nunca antes expuesto, que consiste en una ventana en miniatura, baleada y quemada.
También se muestra una obra típica de la serie de amor y violencia: la palabra “Utopía” detrás de un vidrio baleado, en marco dorado Seis disparos de revolver, junto con Plomo sobre plomo, de la misma serie.
Luego de aquella muestra, Bony continuó con los balazos pero incluyendo de ahí en más a la imagen a través de fotografía, dando lugar a sus célebres series fusilamientos y suicidios y el triunfo de la muerte.
El conjunto que reúne esta exposición trata un aspecto poco explorado en la obra de Bony, obras “fuera de serie”, con la utilización del lenguaje del informalismo matérico, del espacialismo, el arte destructivo y del nouveaux realisme de fines de los ‘50 y principios de los ‘60 en Argentina y en Europa, para acentuar su postura del momento: son los ‘90 y se cree que Bony insiste con la reivindicación de algunos de los valores perdidos de los años ‘60.
Y como luego, bajo estos postulados, -ya dejando de lado la cuestión formal de estos movimientos-, los continuará hasta el final de su vida.
El color en las obras de Bony
La mayoría de las obras de esta muestra se relacionan a través del color: una marcada acromía las caracteriza en comparación con sus obras de los 80: es decir, toda la colorimetría tiende a la neutralidad.
En los grises, ocres, blancos, negros, marrones y dorados, característica compartida con los movimientos citados, se percibe ausencia de color pero no de tonalidad. Y es la tonalidad neutral de las obras que asentúan el carácter de búsqueda de trascendencia, que Bony contrapone con imagenes o representaciones directas y pregnantes. Por un lado comunicar lo más directo posible, y por otro lado, evocar lo metafísico.
En la muestra se verán claras referencias a representaciones simbólicas de la religión cristiana, a la ciencia, a la cosmología, a las relaciones entre tiempo y espacio, búsqueda que Bony inició en su ciclo de cortometrajes Fuera de las formas del cine en 1965, a los descubrimientos de la física cuantica cuyos últimos postulados tienden a reivindicar el espacio infinito y de los agujeros negros y cómo éstos se relacionan con la “resurrección”, es decir, con la vida y el misterio de la muerte. También a cuestiones no resueltas de la identidad nacional y a la peripecia del hombre contemporáneo en su búsqueda de sentido. El resultado es un conjuto de piezas que puestas en diálogo develan nuevas lecturas sobre su obra.
Hacia el final de su vida Bony realiza un último gesto sobre el estilo informalista: realiza Sin título (2001); una serie de piezas ovaladas, que consisten en placas de metal corroído por ácidos y orina, “protegidas” por un vidrio y baleadas.
Como los “bucchi”, sin dudas una cita a las Fine di Dio de Lucio Fontana y a las abstracciones informalistas de Alberto Greco. El huevo como origen de la vida; y la descomposición, como su final.
Una fusión donde les rinde homenaje a Lucio Fontana y a Alberto Greco a quien “les debe”, según él. El ciclo completo de la vida, culminado por sus disparos y la visita de dos de sus espíritus más afines.
Texto: Amparo Díscoli, Cosmocosa
Fotos: gentileza PR Grupo MASS.
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