El sector de bienes raíces enfrenta en todo el mundo una de las mayores crisis de su historia. Esta transformación, causada en gran parte por la revolución en el consumo y el cambio en la manera de trabajar, abre inciertas, infinitas y grandes oportunidades. Los tiempos actuales demandan flexibilidad, adaptabilidad e hibridación, no sólo de las formas que toma la propiedad física, sino en los nuevos usos productivos, profesionales, empresariales y sociales del espacio.
En este sentido, el análisis de cuatro puntos clave permitirá entender cómo el sector del Real Estate puede transformarse y adaptarse a las nuevas exigencias de un contexto que está en constante cambio. En esta nota, los consejos de Mabel Ciancio, Fundadora de espaciosYA!
1. La combinación de las redes sociales y la economía de las personas
La aceleración de la digitalización y el crecimiento del comercio en y a través de las redes sociales estuvo apalancado por la necesidad de desintermediar las comisiones de plataformas regionales. La banca electrónica y el boom Fintech trajeron consigo avances tecnológicos que en 2020 nos permitieron incorporar medios de pago fácilmente a perfiles de redes sociales.
Esta revolución del e-commerce produce la necesidad de transformación del retail, reorientado hacia nuevas formas de consumo, mayormente buscado como punto de entrega, showroom, cocinas ocultas, depósito o taller de producción a pequeña escala; dependiendo de la ubicación geográfica, el tipo de superficie y los costos impositivos asociados.
2. El boom emprendedor
La pandemia creó conciencia planetaria sobre el capitalismo extractivo, que genera desbalances en el clima e inequidad social. Esta problemática no es nueva, se intensificó y atraviesa casi todas las sociedades del planeta. En nuestro país, el problema de la productividad, el trabajo, el salario y la equidad social marcaron la agenda electoral. La decisión de compra se inclina hoy hacia la producción no industrial, sustentable. Las marcas y corporaciones entran en una disputa con las plataformas, que permiten a millones de personas comprar, producir y vender directamente a otras personas.
Todo el abanico de emprendimientos de la economía física, servicios presenciales, pequeños productores industriales, talleristas, diseñadores y artesanos chocan con el problema de la falta de espacio productivo. La oportunidad en el negocio de fragmentación del espacio es infinita y no existe aún, fuera del sector de oficinas que ya venía experimentando esta tendencia, quién la lidere.
3. La intensificación en la demanda de espacio industrial
El exigente contexto actual obligó a las distintas industrias a flexibilizarse en distintas áreas, incluso las logísticas, que encontraron una solución identificando nuevos espacios para esta actividad. El comercio minorista, que utilizó como punto de venta sus redes sociales y las plataformas de marketplace, crearon una ventaja competitiva para sostener las ventas que permanecerá después de la pandemia, aumentando aún más la demanda de productos y, por consecuencia, de espacios donde almacenarlos.
Por su parte, las grandes empresas buscan contratos que les permitan cambiar rápidamente dentro de un ambiente en constante fluidez, reducir sus costos de infraestructura comercial y tener la seguridad de que dentro de estos espacios podrán desarrollar todo su trabajo.
4. Los barrios residenciales resurgen como pequeños polos económicos
El boom de la economía de las personas generó una necesidad de espacios inesperada. La demanda se localiza hoy en geografías descentralizadas y donde se pueda llegar en bicicleta o caminando desde casa. Las zonas residenciales y de altos ingresos vuelven a ser atractivos por su cercanía a utopías, como las ciudades de 15 minutos.
Pequeños talleres de creación de objetos o desarrollo de prototipos de diseño, que ya venían creciendo en ferias o locales de barrios de vanguardia y diseño como Palermo, Chacarita y Villa Crespo, implosionaron hacia modelos de venta on line.
Fuente: Mabel Ciancio, Fundadora de espaciosYA!