Los daneses que se radicaron en Buenos Aires, a partir de la segunda mitad del s. XIX, trataban de reunirse periódicamente para hablar su idioma y compartir sus costumbres. Para tal fin, crearon diversas asociaciones. Pero los daneses con ganas de asistir a misa, acudían a las sedes religiosas de otras colectividades, como la Iglesia Anglicana, la Iglesia Alemana o, en especial, la Iglesia Noruega de Marineros.
En 1924 se fundó la Iglesia Danesa y dos años más tarde adquirió su personería jurídica como asociación civil y pasó a denominarse iglesia dinamarquesa en Buenos Aires.
La historia de la iglesia dinamarquesa de San Telmo
El terreno para tener sede religiosa propia recién se adquirió en 1929 (Carlos Calvo 257) y se convocó a un concurso de arquitectos, para elegir el mejor proyecto.
Se eligió por unanimidad el proyecto «Gotland», presentado por la firma Rønnow & Bisgaard (del arquitecto danés Morten F. Rønnow, quien en 1914 había erigido su obra más importante en Buenos Aires, el edificio Otto Wulf, en la esquina de Perú y Av. Belgrano).
El rostro de Rønnow quedó inmortalizado en uno de los atlantes que parecen sostener al Otto Wulff.
Dicho sea de paso, este edificio que ostenta un verdadero bestiario en su fachada es junto a Notre Dame uno de los pocos del mundo donde sus arquitectos se han representado escultóricamente.
El edificio de la iglesia dinamarquesa en Buenos Aires
La nueva iglesia dinamarquesa se inauguró finalmente el 10 de mayo de 1931.
En la fachada de la construcción de estilo Neogótico pueden encontrarse los rasgos típicos de la arquitectura nórdica, como el acabado de ladrillo a la vista, la torre cuadrada, y el contraste con detalles abstractos en blanco.
Los flancos de la torre y la parte superior presentan un motivo rítmico escalonado, que simboliza la escalera del sueño de Jacob, citada en la Biblia, por la que vio a los ángeles subir y bajar del cielo a la tierra.
#DatoCementero
Todo el frente de la iglesia se encuentra revestido con ladrillos vistos, que ocultan su estructura portante de hormigón armado. Los ladrillos que se emplearon son del tipo denominado "de máquina" y fueron producidos por la fábrica de San Isidro. La planta de la iglesia, de una sola nave, contrasta con el exterior por su simplicidad: sus superficies revocadas son lisas y blancas. Aun así, se destaca la combinación de arcos ojivales en las aberturas, escarzanos en los laterales y de medio punto para definir la altura y el corte de la nave.
En la iglesia hay robustas puertas de madera, un órgano de tubos, venido de Dinamarca, y un púlpito.
El altar está flanqueado por dos altos candelabros que representan el Antiguo y Nuevo Testamento.
Los vitrales que se encuentran sobre el altar fueron colocados en 1951 y son obra del artista danés Christian Iversen. Representan el momento de la multiplicación de los panes.
Sobre el piano, puede verse la imagen de un león. Es una placa conmemorativa en honor a los daneses que, desde Argentina, regresaron a Dinamarca durante la ocupación nazi. Muchos de ellos actuaron dentro de la resistencia y dieron sus vidas.
Un barco colgado en el techo: la curiosidad de la iglesia dinamarquesa
Pero la mayor curiosidad de la iglesia dinamarquesa está casi en el centro del templo: es un barco colgado en el techo y apuntando hacia el altar.
Para que tengas una idea se trata de una réplica a escala de un famoso velero danés llamado København (Copenhague) que en su momento fue considerado uno de los más bellos del mundo. Es un velero de madera de 5 mástiles.
Era el buque escuela de las fuerzas navales danesas. El København zarpó desde Buenos Aires en julio de 1928, llevando a muchos jóvenes, hijos de las mejores familias de Dinamarca. Tras navegar unas 1.500 millas, se cruzó con un vapor noruego frente a las costas de las Islas Malvinas. Fue la última vez que lo vieron. Nunca se encontraron sus restos ni a ninguno de los tripulantes.
La tradición de colocar un barco es propia de las iglesias danesas del mundo y proviene de los tiempos paganos Ya en la Edad de Bronce escandinava se realizaban entierros en tumbas con formas de barco. Mas tarde, en la Era Vikinga, este ritual se mantuvo. El barco unía al mundo terrenal con el mas allá
La nave con su proa hacia el altar simboliza a los fieles en su trayecto de vida, intentando mantener el rumbo a pesar de las tormentas para, finalmente, llegar a “buen puerto”, que es Dios Padre.
Dónde: Carlos Calvo 257, San Telmo.
Texto y fotos: Mariela Blanco, periodista.
Instagram: @marielablancoperiodista
Twitter: @marielablanco26
Correo: [email protected]
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