“Revalorizar la memoria, tan necesaria para una comunidad en una época en que todo parece diluirse, en medio de una globalización que nos devora e introduce en la historia de otros, en una historia que no es la nuestra.” Arquitecto Carlos Moreno.
Caminar "La calle larga de la Recoleta" permitía el acceso a la ciudad a los Frailes Recoletos Descalzos, una orden de monjes españoles que pertenecían a los Franciscanos del Rey de España que se habían instalado en la zona a comienzos del siglo XVIII. Hasta que, para el año 1822, Bernardino Rivadavia expulsó a los Frailes Recoletos, quienes se marcharon a Catamarca.
Así era conocida la Avenida Quintana, rodeada de quintas, un paso frecuente, sin estar ajustado a planos por entonces. La avenida recién aparece en 1722 en un plano de la Ciudad trazado por el agrimensor Cristóbal Barrientos.
La calle fue empedrada una vez terminado el gobierno de Juan Manuel de Rosas, luego de 1852. A partir de la década de 1880, con la jerarquización de la zona, potenciada por la parquización del Paseo de la Recoleta, actualmente Plaza Intendente Alvear, el paisaje del barrio fue cambiando.
Las grandes quintas y chacras se fueron loteando y se levantaron las casonas familiares y distinguidas residencias de quienes concentraron el poder económico del país por entonces.
Allí, sobre la Avenida Quintana se erige el Palacio Balcarce, construido entre 1913 y 1916 a partir de un proyecto del arquitecto británico Walter Basset B Smith (1859-1932) y donde residió José González Balcarce, ilustre caballero patricio, de marcado gusto anglófilo, pues había estudiado en Oxford, reconocido por pertenecer a una de las familias claves en la historia nacional.
El arquitecto Basset B Smith viajó a nuestro país en 1889 y comenzó a trabajar por cuenta propia para convertirse rápidamente en una figura reconocida por la élite porteña y marplatense. Muchas familias como los Martínez de Hoz, los Blaquier y hasta Bioy Casares y Silvina Ocampo lo habían elegido para la construcción de sus chalets pintoresquistas.
José Nicolás González Balcarce Uriarte (1854 – 1916) nació en la ciudad de Buenos Aires el 19 de octubre de 1854. Sus padres, el mendocino José María Patricio Ramon González Balcarce Rocamora (1815-1872) y María Salome Corazón de Jesús González Balcarce Rocamora, ambos argentinos, tuvieron ocho hijos.
Desde joven se dedicó a tares rurales en el partido de Coronel Vidal, provincia de Buenos Aires. Militó a favor de Bartolomé Mitre y apoyó su causa en la revolución de 1874. El padre de José González Balcarce había sido ahijado de bautismo del mismísimo General José de San Martín.
José Nicolás González Balcarce se casó con Nicolasa Rosa González Balcarce en 1887, a la edad de 32 años. Allí eligieron vivir en un solar sobre una calle empedrada, calle que unía la incipiente ciudad de Buenos Aires con el Convento de los Recoletos.
Se la conoció como la “Calle Larga de los Recoletos”, por no tener interrupciones entre Callao y las Cinco Esquinas. Dicen que era lóbrega de día y solitaria de noche.
Siendo Torcuato de Alvear Intendente de Buenos Aires, hizo prolongar esta calle hasta el Camino del Bajo. Ha quedado registro de que un circo se emplazaba allí y era camino obligado hacia Palermo. Por su cercanía al cementerio el tránsito de cortejos fúnebres hasta la calle Junín era recurrente. Actualmente el “Cementerio del Norte” (hoy de la Recoleta) es un lugar de responso destacado y reconocido por su gran valor arquitectónico aquí y en el mundo.
El nombre definitivo de Avenida Presidente Quintana le fue impuesto en 1906. La Avenida Quintana en su intersección con Callao es hoy el límite entre Retiro y la Recoleta. Una avenida de seis cuadras, donde se emplazan mansiones y desproporcionadas residencias.
El Palacio Balcarce muestra un diseño que se inscribe en la arquitectura elegida por las clases de elite en nuestro país entre los años 1880 y 1940, adquiriendo una conformación europeizada.
Arquitectónicamente, la construcción de cuatro plantas presenta los rasgos característicos del estilo neobarroco eduardiano, aquí se conserva dentro de sus características originales, siendo un reducto de refinado gusto estético, destacándose la madera labrada que puede olerse en escaleras y revestimiento, las majestuosas arañas de bronce, los cielos rasos con molduras, todo el interior está perfectamente conservado.
Los González Balcarce constituían una familia de nobleza patricia. Para entonces, los frecuentes viajes a Europa propiciaban nuevas tendencias que se destacaban en usos y costumbres, hogares, mobiliario y el vestuario que lucían.
Aproximadamente 20 años después de su inauguración, el Palacio Balcarce fue vendido al gobierno de Alemania para albergar al Embajador de dicho país. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Argentina habría incautado el edificio y desde 1968 pertenece a las Fuerzas Armadas. Hoy allí se encuentra la sede del Centro de Oficiales.
El palacio conserva vitrales originales de aquella época, al igual que ciertas griferías y azulejos de cuando fue construido, piezas de una pronunciada modernidad para el estilo de vida de Buenos Aires de principio del siglo pasado.
Un largo pasillo penetra hasta el encantador jardín interior donde se aloja una fuente de agua, que es parte de un restaurante abierto al público y varios de sus salones se reservan para eventos.
Una casa que ilustra la vida de uno los personajes de la escena nacional, un ovillo genealógico desde la colonia al virreinato y las luchas por la independencia y construcción de la Nación Argentina. Sin sus nombres y apellidos, sería otra la historia, indiscutiblemente.
Fotos: gentileza @viajerosapie y @elpalaciobalcarce.