Palacio Ivry, la joya arquitectónica escondida en Tortugitas
 

Historias de Cemento: Palacio Ivry, la joya arquitectónica escondida en Tortugitas

Historias de Cemento: Palacio Ivry, la joya arquitectónica escondida en Tortugitas
Ubicado cerca de Panamericana, el Palacio Ivry se consagra como una de las joyas arquitectónicas más destacadas de la Belle Époque argentina. Lujo, historia y misterio se ocultan entre sus paredes e imponentes jardines.
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En pleno corazón de Manuel Alberti, Tortuguitas, y a pocas cuadras de la Panamericana, se oculta un tesoro arquitectónico del siglo pasado. Se trata del Palacio Ivry, un mansión de estilo francés construida en 1936 por la aristocrática familia Duhau.

Este lugar es mucho más que una mansión: es un viaje en el tiempo, una postal perfecta de la Belle Époque argentina que sorprende con sus 27 hectáreas de jardines soñados e historia repleta de detalles curiosos.

En esta nueva edición de Historias de Cemento te contamos todo sobre esta joya arquitectónica que pocos conocen.

Palacio Ivry. Foto: Pinterest.

Palacio Ivry: un paraíso al mejor estilo francés

El Palacio Ivry, diseñado por el arquitecto francés León Dourge, es una obra maestra del academicismo francés.

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El edificio se construyó sobre un predio de 27 hectáreas y está rodeado por tres parques que lucen tres estilos bien distinguidos: francés, inglés y provenzal, con lagos artificiales, fuentes y esculturas de personajes mitológicos. De arquitectura academicista francesa, que tuvo su auge en el siglo XIX, sus numerosos ambientes están decorados con muebles traídos directamente de Italia y de Francia, de estilo imperial.

Juana Chala (esposa de León Dourge, el arquitecto), sus hijos Susana y Enrique. Foto: Cementos Avellaneda.

Los jardines eran el refugio del Dr. Alberto Dahau y el corazón de la mansión. Este médico, descendiente de una noble familia francesa, no escatimó en cuidados y reformas, especialmente en el jardín francés, que era su favorito.

Heredero de una de las familias más reconocidas de la aristocracia porteña, Alberto Duhau no solo era médico, sino también ganadero, decorador y filántropo. Amante de la belleza y de los espacios bien diseñados, convirtió el Palacio Ivry en un refugio donde podía desconectarse de la agitada vida de la ciudad. Además, fue un benefactor constante de instituciones de salud, dejando un legado que sigue vivo en el hospital que lleva su nombre en José C. Paz.

Plano del Palacio Ivry. Foto: Cementos Avellaneda.

El nombre del palacio tiene su origen en la batalla de Ivry, donde el noble Charles Lamaise, antepasado de los Duhau, recibió el título de marqués de Foullerac por su valentía.

Esta conexión con la nobleza francesa le dio al lugar un aire aún más cómodo, convirtiéndolo en un símbolo de la época dorada de la aristocracia argentina.

El edificio a lo lejos. Foto: Pinterest.

Palacio Ivry: del esplendor al misterio

Durante más de 60 años, el Palacio Ivry fue un emblema de la familia Duhau. Sin herederos directos, la propiedad pasó a manos de una sobrina, quien finalmente pasó el inmueble a un fideicomiso en el año 2000. Por un tiempo, los curiosos pudieron recorrer sus jardines y admirar su arquitectura, pero en los últimos años, sus portones permanecen cerrados dejando su destino envuelto en el misterio.

Los jardines de ensueño. Foto: Pinterest.

Sandro y su conexión con esta mansión

Entre las anécdotas que envuelven al Palacio Ivry, una de las más recordadas es su aparición en la película “Para Elisa” (1969), protagonizada por Sandro y Cuny Vera.

Sandro en el Palacio Ivry. Foto: Pinterest.

El "Gitano" filmó escenas icónicas en los jardines del palacio, sumando un capítulo más a su ya fascinante historia.

La película “Para Elisa” se filmó en los jardines de esta mansión. Foto: Pinterest.

El futuro del Palacio Ivry

Aunque su esplendor sigue intacto tras décadas, el Palacio Ivry es hoy un gigante dormido. Cerrado al público y rodeado de barrios cerrados, este ícono de la Belle Époque espera por un destino que le devuelva su lugar como uno de los tesoros arquitectónicos más valiosos del país.

La entrada.

Si alguna vez pasas por Manuel Alberti, no te olvides de buscar el muro que protege esta joya oculta. Aunque no podés entrar, saber que un pedacito de la historia argentina descansa allí ya es suficiente para alimentar la imaginación.

Y es que después de todo, quizás algún día el Palacio Ivry vuelva a abrir sus puertas y permita que todos podamos disfrutar de su magia otra vez.

La imponente entrada.

Fotos: Arcon de Buenos Aires.

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