“Los poderes nacionales tienen ahora asiento propio definitivo en la primera ciudad argentina… la ciudad que vamos a fundar que se liga directamente a la historia de la Nación” (Archivo General de la Nación, Legajo Nro.2873). Dardo Rocha.
Las ciudades en el mundo fueron surgiendo por crecimiento espontáneo, un derrame de almas en busca de hogar, cobijo. En menor medida, muchas otras fueron fruto de un punto de fuga, génesis de un plan maestro de expansión “controlada”.
Dicen los historiadores que las primeras ciudades planificadas aparecieron en el valle del río Indo, actualmente zona comprendida entre Afganistán, India y Pakistán. En el mundo contemporáneo, ciudades como Washington (1790), Camberra (1913) o la famosa Brasilia (1960) diseñada por Lucio Costa son los ejemplos más relevantes de planificación urbana.
La Plata fue un proyecto de creación, de diagonales y tilos, de masones y letras.
La Plata, su nombre surgió por iniciativa del senador José Hernández, autor del Martín Fierro. Una cuadrícula que ocupó 25 kilómetros cuadrados en el plano, atravesada por un eje histórico, un cuadrado perfecto bajo la constelación de la “Cruz del Sud”.
Las diagonales que lo cruzan forman pirámides y rombos dentro de su contorno, con bosques y plazas verdes colocadas con exactitud cada seis cuadras. Estos elementos compositivos tienen la presencia simbólica de logias masónicas en la ciudad, de la cual el fundador Dardo Rocha habría sido parte.
Así la diseñó Pedro Benoit (1836-1897) autor del proyecto del trazado de la ciudad capital, director de obras públicas, concejal e Intendente Municipal. Benoit, como director técnico del proyecto urbanístico, diseñó también la mayoría de los primeros edificios públicos de La Plata.
El proyecto fue premiado en la Exposición Universal de París de 1889, recibiendo dos medallas doradas en las categorías “Ciudad del Futuro” y “Mejor realización construida”.
Para 1883 se convirtió en la primera ciudad de Sudamérica en contar con alumbrado público y fue pionera en el sistema de tranvías eléctricos. Una ciudad que contaba con la cercanía del puerto de Ensenada, lo que propiciaba un futuro de intercambio productivo y comercial.
Así la soñó Dardo Rocha (1838-1921). Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha y Arana fue político, militar, periodista, abogado, profesor, un intelectual de la época. Como si faltaba algo, fue sargento mayor en la Guerra del Paraguay, un prócer. Y puedo continuar: diputado, senador y gobernador de la provincia de Buenos Aires. Dardo Rocha fue promotor del ferrocarril, caminos y el telégrafo.
Para la década de 1880 la capital de la provincia de Buenos Aires necesitaba un Palacio Municipal para alojar la sede de Gobierno, allí se encontraría el despacho del intendente, jefe del Poder Ejecutivo.
El proyecto para dicha obra se concursó internacionalmente y tuvo un ganador, el arquitecto alemán Hubert Oswald Stier (1838-1907) de la Universidad de Hannover, Alemania. Stier, quien nunca viajó a la Argentina envió al arquitecto Ernesto Meyer para hacerse cargo de la construcción, que empezó en 1883, inaugurándose en 1885.
El Palacio Municipal de La Plata, de dos niveles y subsuelo, está situado entre las calles 51, 53, 11 y 12.
De estilo renacentista alemán, cuenta con una superficie de 14.400 m² incluyendo los jardines de acceso libre, con variedades vegetales caducas y perennes que conviven con grupos escultóricos y fuentes. Se destaca la obra de Víctor de Pol, una escultura de bronce titulada “El Leñador”.
Coexiste una clara diferencia de un elemento sobre otro sin romper la unidad. Esto puede notarse en el contraste de la Torre Central con el resto del edificio y en el volumen cilíndrico del recinto del Honorable Concejo Deliberante. Dos caras bien definidas marcan su estructura edilicia.
Hacia la Plaza Moreno una torre vigía nos recuerda los campanarios de la Edad Media. Aquí se observa un reloj “Gillette” inglés, que data de 1878. El reloj estuvo ubicado primeramente en la antigua Estación de Ferrocarril “19 de noviembre” y fue trasladado al Palacio Municipal en 1886. Consta de una maquinaria original de 300 piezas que fue reparado por Javier Ahumada, relojero monumental que trabajó para poner en valor esta pieza que se encontraba sin funcionamiento.
Dato Cementero
En el interior del Palacio Municipal sobresalen cuatro puntos de mayor interés, el Despacho del Intendente, el Salón de los Acuerdos, el Concejo Deliberante, y el Salón Dorado. Este último atesora un hito en la historia de la iluminación: sus arañas de bronce reúnen 78 lámparas y 1200 kilos, tienen el monograma y el escudo municipal bañados en oro 24 quilates. Provenientes de Alemania, serían las primeras del país en estar preparadas para recibir alimentación eléctrica.
El Salón Dorado presenta una decoración renacentista con elementos barrocos, alemanes, franceses, romanos y griegos. Se destacan elementos ornamentales como flores de Lis con fondo celeste (símbolo de poder, soberanía, honor y lealtad, y también de pureza de cuerpo y alma), columnas estucadas doradas con rostros teutónicos y murales con inscripciones latinas. El piso es de roble de Eslavonia, los vitrales son alemanes, el gran vitral que se observa desde fuera pertenece al salón de invierno.
La parte posterior del edificio, con forma semicircular, pertenece al salón del Concejo Deliberante.
Una escalera de dos tramos comunica el acceso del edificio en Planta Baja con el Hall del Primer Piso que sirve de acceso al Salón Dorado, Tribuna del Concejo Deliberante y despachos de los concejales. Se trata de una escalinata de mármol ornamentado con vasijas y estatuas de mujeres que sostienen lámparas en sus manos (las cuales simbolizan la luz, el conocimiento) procedentes de París.
En enero de 2013 se realizó la primera etapa de restauración general del edificio, comenzando por el Salón Dorado que se encontraba muy deteriorado por el paso del tiempo.
El Palacio Municipal de La Plata es un emblema en la ciudad, un bellísimo edificio de eclecticismo arquitectónico marcado en el frente y contrafrente, dos caras de una misma obra de belleza y magnificencia monumental.
Quedaron en La Plata huellas de logias masónicas que se consolidaron entre 1890 y 1910 como parte de la identidad de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Un edificio para habitar el patrimonio, respetar el pasado, ajustado a los requerimientos del presente.
Fotos: Turismo La Plata y Pinterest.