¿Sabías que en la localidad de Temperley se esconde una joya arquitectónica de estilo neorrenacentista que es como viajar al pasado?. Se trata de Villa Grampa, una pintoresca casona de dos niveles rodeada por un amplio jardín.
Construida entre 1910 y 1914, es una de las pocas villas italianas del Conurbano y guarda más de 100 años de historia.
La historia de Villa Grampa, la icónica casona de Temperley
La historia de Villa Grampa se remonta al año 1886 cuando el italiano Bernardo Grampa, originario del Lago di Como, llega al puerto de Buenos Aires con muchos sueños.
Junto a su esposa, María Merani, se establecen en el barrio de La Boca, donde su negocio de materiales de construcción florece gracias a la creciente demanda de carbón para el ferrocarril, un elemento clave en la expansión de la infraestructura argentina de la época.
Durante la fiebre ferroviaria, entre 1870 y 1914, la región de Temperley se convierte en un punto neurálgico y la familia Grampa decide alejarse de la agitación de la ciudad buscando refugio en una finca que eventualmente se transformará en la Villa que conocemos hoy.
#DatoCementero
Villa Grampa adquirió fama al ser elegida como escenario para filmar películas con ambientación de época. Por caso, “Kindergarten” (1989), de Jorge Polaco, con Graciela Borges y Arturo Puig, la última película nacional prohibida después de la dictadura por sus escandalosas escenas con niños y que nunca se estrenó en la Argentina.
En los interiores de la casona, también se filmaron “De amor y de sombra” (1994), de Betty Kaplan, con Antonio Banderas y Jennifer Connelly, y “La fuga” (2001), de Eduardo Mignona, con Ricardo Darín, Miguel Angel Solá, Norma Aleandro e Inés Esteves, entre otros.
Villa Grampa y su característico estilo neorrenacentista italiano
La construcción de la casona fue ejecutada por los arquitectos italianos Gino Marchesotti y Eugenio Luis Bressan entre 1910 y 1914, y es un claro reflejo del estilo neorrenacentista italiano.
La majestuosa vivienda tiene 750 m2 y se despliega en dos niveles. El hall central invita a explorar sus amplios y elegantes salones, y una cocina con mucha historia.
En la planta alta, ocho habitaciones iluminadas por grandes ventanales guardan recuerdos de una familia que, a través de generaciones, logró atesorar objetos traídos de Europa y relatos que desafían el olvido.
Hábiles artesanos fueron parte de la construcción. Basta con ver detalles como las escaleras de roble de Eslavonia, los frisos en los techos, las elegantes arañas y los muebles moldeados por destacados ebanistas.
La casa está rodeada por un gran jardín en el que se ubicaban las caballerizas.
Villa Grampa hoy
Bernardo y María Grampa tuvieron seis hijos y su legado continúa hasta el día de hoy, ya que son los mismos herederos de la residencia los que ofrecen recorridos por la casa y relatan algunas de sus curiosidades.
Pero Villa Grampa también se reintentó como un espacio perfecto para eventos y producciones artísticas. Con su entorno cuidado, que conserva las calles adoquinadas y árboles, la casona se convierte en un refugio inspirador tanto para creativos como para amantes de la historia.
Fotos y video: gentileza @villagrampa.
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