"Yo soy un hombre de trabajo, de mucho trabajo, soy artista porque todo lo que he hecho he tratado de hacerlo con la mayor belleza posible y con la mayor utilidad". Alejandro Gabriel Bustillo Madero.
Coronando la colina del Llao Llao, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi en la Patagonia Argentina, se eleva, rodeado de lagos y montañas imponentes, bosques infinitos y a sus pies, los tulipanes lo visten con un traje de cuento.
La magia del Llao Llao tiene un lenguaje monumental, levantado en una época en la que los cimientos se abrazaban a una tierra prometida. La Patagonia y la región andina presumían una majestuosidad que ya no podía esconderse.
Entre 1934 y 1944, Exequiel Bustillo inauguraba la presidencia de Parques Nacionales. Es cuando su hermano Alejandro, arquitecto, pintor, escultor y académico argentino, gana el concurso para la construcción de un hotel.
Se dice que nunca cobró honorarios y se sabe que ha trabajado en varias ocasiones Ad Honorem. “La mitad de lo que he hecho no lo he cobrado: no cobré nada por Mar del Plata, nada por el Llao-Llao, poco por el Banco de la Nación", decía el arquitecto Alejandro Bustillo, probablemente por ser su hermano, se despegaba así de cualquier mirada acusatoria de privilegio.
Los pioneros buscaban construir un hotel internacional para desarrollar el potencial turístico de la zona, como así también crear poblaciones y abrir caminos, casas y residencias vacacionales promoviendo las visitas de locales y extranjeros.
#DatoCementero
Desde Cementos Avellaneda cuentan, ante la consulta de Para Ti Deco, que con el motivo de celebrar los 100 años de la marca, comenzaron a buscar material histórico y así encontraron que habían participado de la reconstrucción del Hotel Llao Llao.
"Al tratarse de un edificio tan representativo y emblemático de nuestra Patagonia, fue una grata sorpresa y nos complace haber sido parte de esto. Para su reconstrucción se utilizaron nuestros productos y verlo hoy, después de tantos años, nos llena de orgullo”, expresan desde la marca.
El paisaje se estudió a caballo a través de bosques, montañas y lagos. Diseñar entre la naturaleza hizo que se la incluyera en la mismísima obra, en diálogo permanente.
Se encargó a Antonio Lynch un relevamiento fotográfico aéreo de la región. A bordo de un biplano de observación Vought Corsair, se redactó un documento inédito que sirvió también para el trazado urbanístico, caminos y accesos.
Finalmente, se elige el área oeste de Bariloche, enmarcada por los picos de los cerros López y Tronador y los lagos Moreno y Nahuel Huapi, que contaba además con un puerto estratégico, Puerto Pañuelo.
Así nació el Llao-Llao, que debe su nombre a un hongo de la zona que crece en el ñire y el coihue, dos árboles de la región patagónica.
El diseño incorporó los materiales nobles de la naturaleza circundante.
Se utilizó la madera de ciprés a la vista y pino hemlock trabajados en tablas rústicas, techo de tejuelas de alerce y la piedra toba verde de la zona. La madera fue trasladada en balsas desde el vivero forestal de la isla Victoria, a través de las aguas heladas del Nahuel Huapi y utilizaron la fuerza de bueyes para mover los frondosos troncos ya en tierra.
Finalmente se inauguró en enero de 1938 a tan sólo 25km de Bariloche. La construcción estuvo a cargo de La Compañía General de Construcciones. Contaba con telégrafo, correo, una sede del Banco Nación, farmacia y una cancha de golf diseñada por Alberto Del Solar Dorrego.
Las excepcionales vistas ofrecían un paisaje único y se podían apreciar desde los balcones techados y loggias, terrazas y ventanas vestidas con elegantes géneros florales.
El diseño interior estuvo a cargo de Ignacio Pirovano, dueño de la firma Casa COMTE quien ganó el concurso para el amoblamiento.
Para este ambicioso trabajo contrató al diseñador francés Jean Michel Frank quien realizaría los diseños exclusivos de “estilo cabaña”. Frank idea entonces el “modernismo clásico rustico” estilo que identificaría a la Patagonia hasta nuestros días.
Frank mandaba a Pirovano los diseños desde Paris, para luego sellar con la leyenda "Hecho en Francia, Chanoux & Co." Se utilizaba madera autóctona y cuero local.
Para la arquitectura interior del Llao Llao muros, vigas, chimeneas y encimeras se utilizó una técnica tradicional patagónica: la madera se tallaba con una pequeña hacha, logrando una textura sinuosa con incisiones que, lijadas, daban lugar a una suave superficie ondulada. JMFrank utilizó esta técnica andina en París. El intercambio argentino-francés dio lugar a un nuevo estilo: “el modernismo clásico rústico”.
Esos primeros planos parecen haberse dibujado sobre mesa de arena porque trágicamente al año siguiente un incendio destruyó totalmente el edificio dejando sólo el basamento, las chimeneas y cenizas.
La rápida determinación de reconstruirlo trae la reinauguración en diciembre de 1940, privilegiando el hormigón armado, la piedra y tejas normandas en sus techos cuya forma dicen, reproduce los quiebres de los picos del cerro López.
El estilo de gran hotel de montaña luce mobiliario y objetos que refieren al bosque, cornamentas, tapizados con motivos de hojas y bayas, muebles de incienso y pino oregón que huelen a madera fresca y lavandas, como si el bosque inundara el interior.
Las arañas de asta de venado del desmogue (caída natural de cornamenta que se produce todos los años) fueron encargadas especialmente para tematizar el recinto y las alfombras parecen silenciar el crujir de la madera al caminar los eternos pasillos del hotel.
Desde su inauguración atrajo a miembros de la aristocracia y huéspedes ilustres. Familias de élite viajaban con choferes y niñeras para alojarse por largas temporadas en este ostentoso resort que además tenía áreas de servicio y una intensa vida social y cultural.
Fue un gigante en trono frente a las altas cumbres nevadas y las frías aguas del Nahuel Huapi.
Pero los vaivenes económicos y dicen, las malas administraciones traen el cierre en los años setenta para reabrir nuevamente en julio de 1993. Es cuando comienza un proceso de reconstrucción y puesta en valor, siempre respetando el diseño original.
Llao Llao Hotel & Resort, Golf-Spa está emplazado en un lugar estratégico con impactantes vistas del lago Moreno y del cerro Tronador.
Un campo de golf de 18 hoyos, marina, playa, solarium, piscina climatizada interna y externa infinity, Spa y Health Club con sauna, Fitness Center, salones y auditorium, actividades recreativas y hasta un refugio para huéspedes en el Cerro Catedral.
El Resort cuenta con dos alas que se conectan por un puente panorámico. El Ala Bustillo es fundacional y el Ala Moreno se inauguró en 2007 con nuevas propuestas. Se puede hacer un tour guiado por sectores seleccionados del hotel, aún sin ser huéspedes y fuera de época de convenciones.
El Llao Llao tiene un lobby bar y cuatro restaurantes con cocina internacional y regional. Se destaca el Té Llao Llao en el Winter Garden, frente a grandes ventanales con vistas al Lago Nahuel Huapi.
La vajilla cuenta con piezas de refinada distinción donde las hebras de té despiertan el aroma del exquisito blend Llao Llao: base de té negro, almendras y frutos rojos de la Patagonia.
La chimenea encendida y la luz tenue crean un entorno que se vuelve refugio y abrigo mientras el viento sopla helada nieve afuera. En mi taza, una infusión de arándanos y pienso en Bustillo pintor, pasión que le valió el primer premio del Salón Nacional de Pintura del Museo de Bellas Artes de 1912 con un autorretrato.
Bustillo pintor, carrera que abandonó buscando en la arquitectura una actividad que solventara la crianza de sus ocho hijos. Quiso ser pintor, lo fue. Pintó las más bellas obras arquitectónicas, pintó con lápiz de arquitecto sobre la naturaleza misma. Pintó los colores más resplandecientes, las obras más admiradas. El inigualable Llao Llao, el mismo que apareció en la famosa postal y hasta en la cara de un billete argentino.
Fuiste pintor, Alejandro, y tu pintura no tiene marco porque pintaste sobre el paisaje. Tu pintura está viva en la arquitectura y para siempre.
Av. Ezequiel Bustillo Km. 25. Bariloche, Río Negro, Argentina.
Fotos: gentileza @llaollaohotel.