Esta estación del año no tiene por qué ser opaca y aburrida. El universo de la jardinería tiene bellísimas plantas con flores que se benefician con ese clima.
Y la hortensia de invierno, como su nombre nos indica, es una de ellas.
También conocida por su nombre científico como Bergenia cordifolia, es una planta de exterior ornamental, muy versátil y fácil de cuidar. Y justamente estas características hacen que sea una especie imprescindible para tener en el jardín.
A diferencia de la "verdadera hortensia", la Bergenia cordifolia mantiene sus hojas durante todo el año, ya que son perennifolias.
Sus delicadas flores de tonalidades rosadas en forma de copa se unen con sus hojas de textura gruesa y convierten a la planta en la más elegida para lograr puntos focales en patios y jardines.
Si bien se trata de una planta de porte rastrero tipo cubresuelos, también puede crecer y desarrollarse en macetas de diferentes tamaños.
Cómo cuidar una hortensia de invierno
- Luz y ubicación: en el sur de Argentina puede vivir muy bien a pleno sol, pero cuanto más nos acercamos al centro del país, conviene ubicarla más a media sombra.
- Temperatura: soporta temperaturas incluso inferiores a los -10 °C.
- Riegos: durante su primer año de vida, es clave ofrecerle riegos generosos y frecuentes. En otoño-invierno conviene espaciarlos un poco. Se recomienda mantener el sustrato siempre húmedo pero nunca encharcado.
- Sustrato: no es para nada exigente, sin embargo, se recomienda apostar por uno fresco, húmedo y con un buen drenaje.
- Fertilizante: para que la floración sea más abundante, se le puede aplicar humus.
- Poda: se recomienda cortar por la base las hojas muertas y las flores que estén marchitas.
- Plagas: es una planta propensa al ataque de babosas y caracoles.