La jardinería no se suspende por frío. Si bien es cierto que la actividad es mucho más baja y el jardín pasa a un segundo plano, aunque el clima no acompañe hay que abrigarse y salir a atender las plantas para que lleguen impecables a la próxima primavera.
Pero... ¿qué pasa con el césped? Aunque no crezca como durante el resto del año, este manto verde y natural merece toda la atención y tiene algunas necesidades específicas que es importante cumplir para que vuelva a estar perfecto en los próximos meses.
Mirá También

Manual de Jardinería: 4 reglas de oro para preparar tus plantas antes de que llegue el invierno

Riegos específicos
La frecuencia de riego baja considerablemente durante el invierno. En primer lugar porque las heladas traen rocío y humedad; de modo que con ellas ya es suficiente para cubrir las necesidades en esta temporada. A esto hay que sumarle que muchas veces se vuelven más frecuentes también las lluvias.
Pero en caso de que no llueva ni hiele, es recomendable regarlo una vez a la semana durante las horas centrales del día (mediodía), que es cuando el sol ayuda a eliminar el exceso de agua y evita posibles pudriciones.

Cortes estratégicos
En estos meses de frío, lo ideal es cortar el césped lo menos posible y acomodar las cuchillas para mantener un corte alto del pasto. De este modo se contribuye a proteger las raíces y se evita que el musgo y las malas hierbas se vuelvan resistentes.
Por otro lado, se recomienda cortar el césped cuando esté bien seco, evitando las horas posteriores a las heladas para impedir que aparezcan hongos. También conviene aumentar la altura de corte a 5 cm aproximadamente para permitir que resista mejor a las bajas temperaturas.

El momento ideal retirar malezas
Lo más recomendable es retirar con un rastrillo las hojas secas y húmedas que caen de los árboles y se descomponen sobre el césped. Aunque parezcan un abono natural, la conjunción de bajas temperaturas y hielo pueden hacer que estas hojas se pudran y crezcan uno de los grandes enemigos del césped: los hongos.
También hay que prestar una especial atención a las hierbas invasoras: con el césped ralentizado por los días fríos, las malas hierbas pueden ganar terreno. La misión es neutralizarlas con una labor de escarda (siempre hay que arrancarlas de raíz) o con algún herbicida específico.
