Hace años que el jazmín de leche se consagra como una de las mejores opciones para decorar y perfumar patios, jardines, fachadas, veredas y hasta terrazas.
Como es una de las típicas plantas que tenía la abuela en el jardín, su perfume nos recuerda a la infancia y estar cerca de él nos genera un montón de sensaciones. Por otro lado, es una de esas especies que tiñen de color las calles y las veredas, convirtiéndolas en una "parada obligada" para los amantes de las plantas y las fotografías.
En esta nota te contamos todas sus curiosidades, cuidados y un montón de imágenes para que lo conozcas un poco más y te dejes enamorar.
Jazmín de leche (Trachelospermum jasminoides)
Trachelospermum jasminoides (su nombre científico) es una planta trepadora de follaje perenne nativa de China, Japón, Corea, y Vietnam.
Los tallos del jazmín de leche son leñosos y retorcidos, y presenta hojas coriáceas de color verde de hasta 10 cm de largo.
Cuando florece, durante la primavera y el verano, regala delicadas flores perfumadas de color blanco que parecen estrellitas, ya que tienen forma de hélice con pétalos curvados.
Si bien la combinación del blanco de sus flores con el verde de sus hojas es irresistible, el follaje también desarrolla tintes dorados o rojizos en los meses más fríos del año, por lo que siempre se mantiene divina.
También llamada jazmín de lluvia o jazmín estrella, crece hasta 10 cm de altura y necesita un tutor para poder trepar cómodamente.
Va muy bien en pérgolas, columnas, muros y otras superficies verticales, aunque también se puede cultivar tipo arbusto (de esta última manera crece formando una mata densa casi globosa, que muchas veces no resulta atractiva).
Cuidados del jazmín de leche
- Luz y ubicación: pleno sol, aunque también puede crecer bien en espacios a la semisombra. Protegida del viento seco y caliente.
- Temperatura: bastante rústica, se adapta muy bien al calor y al frío.
- Riego: moderado pero profundo, aumentando la frecuencia en verano y reduciéndola en invierno. Puede sobrevivir con poca agua una vez que esté arraigado y es relativamente tolerante a la sequía.
- Sustrato: si bien es súper tolerante, prefiere suelos ácidos y bien drenados.
- Fertilizante: compost orgánico es la mejor opción, ya que no sólo lo nutre, sino que también contiene algo de humedad.
- Poda: es necesario podar las ramas que estén entrecruzadas y los brotes más viejos para permitir que el sol llegue por igual a todas. Lo ideal es hacerlo justo después de la floración.
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