Este loft de estilo industrial neoyorquino, ubicado dentro de un edificio de 1910 del barrio de Colegiales que supo ser fábrica de cerámicos -y fue adaptado a viviendas en 1940- tuvo su extreme makeover para modernizarlo y adaptarlo al día a día de una muna pareja joven, pero respetando la impronta de su historia.
Un loft que no perdió su impronta
La amplia planta, de casi 150 m2, conserva en algunos sectores las paredes de ladrillo a la vista originales y fue íntegramente decorada por la diseñadora y home stager Laura Gonzalo (@laura.gonzalo.propiedades) que usó textiles y objetos decorativos de distintos estilos.
Decoración net y un comedor para muchos
La paleta de colores es totalmente neutra y gran parte de los muebles fueron comprados en el Mercado de Pulgas, como las sillas Michael Thonet y la mesa de madera maciza Oregon con lugar para 12 invitados.
Las áreas privadas, en desnivel
El dormitorio principal, su vestidor y el baño en suite se ubican en un desnivel cuyo volumen está revestido en la parte inferior con chapa semilla de melón -mismo material usado en la escalera.
Para brindarle calidez a este espacio la decoradora apeló a los textiles y las fibras, como el pie de cama de hilo de algodón, los canastos de fibras naturales, los almohadones de algodón nido de abeja y la alfombra rústica (Flox).
El baño en suite es muy simple y se resolvió en una paleta de grises dominada por las venecitas que cubren el sector ducha y las paredes con revestimiento estilo Tarquini.
Producción: Mariana Soulages.
Fotos: Diego García.