Seguramente la viste alguna vez. O la vas a empezar a ver muy seguido... Nuestra protagonista de hoy, cuyo nombre científico es Licuala grandis, es una de las palmeras del momento y una de las más solicitadas en viveros, florerías y páginas de Internet.
Y es que sus largas y anchas hojas de color verde brillante en forma de abanico la convierten en una de las plantas más novedosas para tener en casa.
Canchera, decorativa, exótica y muy original, es nativa de las islas Vanuatu, al este de Australia y Nueva Guinea, en Oceanía, y es considerada "la palmera más bella del mundo".
También conocida como palma licuala, es una planta perenne de crecimiento lento y puede tardar hasta 6 meses en germinar.
Si bien es cierto que en su hábitat natural el tronco puede superar los 3 metros de altura, no alcanza una gran tamaño cuando se cultiva en interiores.
Sin embargo, se recomienda colocarla en una maceta de gran tamaño para que pueda desarrollarse cómodamente sin obstrucciones.
Si se dan las condiciones adecuadas, a comienzos del verano esta curiosa palmera produce flores fragantes que pueden ser de color blanco, beige o amarillo.
La textura de sus frutos es suave y brillante, y se vuelven rojos cuando están completamente maduros. Eso sí: no son comestibles y se consideran tóxicos para los humanos.
Cómo cuidarla
- Luz y ubicación: en su hábitat natural crece bajo las copas de los árboles, lo que la hace adaptable a la sombra parcial o total, lejos de los rayos directos del sol. En interiores se puede ubicar cerca de una ventana con luz tamizada o en espacios luminosos.
- Temperatura: crece mejor en temperaturas que van desde los 21 °C a los 31 °C. Si bien puede soportar climas más fríos, no resiste las heladas por debajo de los 0 °C.
- Humedad: si se cultiva en interiores, agradece niveles de humedad por encima del 50 %.
- Riegos: frecuentes pero moderados. Como su suelo necesita permanecer húmedo en todo momento, se recomienda regarla solo cuando la parte superior comience a secarse.
- Sustrato: si bien no es muy exigente, agradece un suelo rico en nutrientes y con un buen drenaje que airee sus raíces y evite los encharcamientos.
- Fertilizante: durante los meses de crecimiento se le puede aplicar algún fertilizante orgánico o especial para palmeras.
- Poda: cuando las hojas se exponen a la luz solar directa excesiva o a la baja humedad, sus hojas tienden a desarrollar bordes marrones. Cuando eso sucede, se pueden cortar en la zona del tronco con tijeras esterilizadas o de podar. Esto también se aplica a las hojas maduras y envejecidas.
- Plagas y enfermedades: puede ser sensible al ataque de ácaros, cochinillas, pulgones, etc.