Seguramente lo viste alguna vez, sobre todo en esta época. El Liquidámbar es un árbol que no pasa desapercibido: durante la primavera sus hojas son de color verde claro, pero ahora, en otoño, cambian a tonos rojizos, amarillos y naranjas, convirtiéndose en uno de los árboles ideales para darle color a los jardines.
Liquidámbar: el árbol más otoñal
También conocido como árbol del ámbar, su nombre científico es Liquidambar styraciflua L. y pertenece a la familia de las Hamamelidaceae.
Tiene un porte y una elegancia única, y puede alcanzar los 40 metros de altura. Su copa es bastante ancha y redondeada, por lo que debería ubicarse en un espacio amplio.
"Es importante tener en cuenta que cada situación es única, y que las raíces del Liquidámbar, al igual que cualquier otra especie de árbol, pueden tener un impacto diferente según la ubicación y las condiciones del suelo y la estructura en cuestión", explica la paisajista Clara Marré @en_raizar.
La corteza de este bellísimo árbol es de color grisáceo y con el tiempo se va agrietando, lo que le da un aspecto muy natural e interesante.
Cómo cuidar el árbol Liquidámbar
- Luz y ubicación: prefiere espacios amplios con mucho sol y protegido del viento.
- Temperatura: es bastante rústico y resistente las heladas.
- Riego: es importante regarlo regularmente, especialmente durante los primeros años de vida.
- Sustrato: agradece suelos húmedos y bien drenados, aunque puede adaptarse a diferentes tipos de suelos.
- Poda: se recomienda realizar una poda para mantener su forma y eliminar las ramas secas o enfermas.