Cada estación tiene sus particularidades, pero durante el invierno, con las temperaturas más bajas que rozan el bajo cero, los cuidados del jardín adquieren otro ritmo. Pero aunque el clima no ayude, es fundamental atender plantas y árboles para que lleguen impecables a la próxima primavera.
Y entre ellos, el césped merece toda la atención y requiere de algunas tareas específicas para que vuelva a crecer fuerte. Acá te contamos cuáles son algunas de ellas.
Riegos específicos
La frecuencia de riego baja considerablemente durante el invierno. En primer lugar, porque las heladas traen rocío y humedad; de modo que con ellas ya es suficiente para cubrir las necesidades en esta temporada. A esto hay que sumarle que muchas veces se vuelven más frecuentes también las lluvias.
Pero en caso de que no llueva ni hiele, es recomendable regarlo una vez a la semana, durante las horas centrales del día (mediodía) ya que el sol ayuda a eliminar el exceso de agua y evita posibles pudriciones.
Cortes estratégicos
En estos meses de frío, lo ideal es cortar el césped lo menos posible y acomodar las cuchillas para mantener un corte alto del pasto. De este modo, se contribuye a proteger las raíces y se evita que el musgo y las malas hierbas se vuelvan resistentes.
Lo ideal es cortar el césped cuando esté bien seco, evitando las horas posteriores a las heladas para impedir que aparezcan hongos. También conviene aumentar la altura de corte a 5 cm aproximadamente para permitir que resista mejor a las bajas temperaturas.
El momento ideal retirar malezas
Lo recomendable es retirar con un rastrillo las hojas secas y húmedas que caen de los árboles y se descomponen sobre el césped. Aunque parezcan un abono natural, la conjunción de bajas temperaturas y hielo pueden hacer que estas hojas se pudran y crezcan uno de los grandes enemigos del césped: los hongos.
También hay que prestar una especial atención a las hierbas invasoras: con el césped ralentizado por los días fríos, las malas hierbas pueden ganar terreno. La misión es neutralizarlas con una labor de escarda (siempre hay que arrancarlas de raíz) o con algún herbicida específico.