Uno de los cambios culturales más fuertes de estos tiempos, es la separación de basura. Si bien esta tarea a primera vista puede resultar muy difícil, una vez incorporada, se transforma en un hábito imposible de olvidar.
En esta nota, Mechi González Prieto (@mechi_deraiz), nos cuenta todo lo que hay que saber sobre la clasificación y la separación de basura para armar con éxito nuestro propio compost, y así contribuir a mejorar la vida de los suelos y fomentar el compromiso con el ambiente mediante la conciencia del reciclaje.
La basura puede llegar a tener más de 15 clasificaciones. Es un poco ambicioso pretender lograr eso en el corto plazo, pero para un nivel inicial sería sencillo memorizar 3 tipos:
Reciclables secos (plástico, vidrio, cartón, lata, telgopor).
Reciclables húmedos orgánicos (cáscaras de frutas y verduras, te, café, yerba, césped cortado, ramas, carnes).
Resto de desechos (todos los reciclables sucios, lámparas, tubos fluorescentes, termómetros, espejos, pañales, restos de comida cocida y condimentada).
¿Cómo compostar?
Las técnicas son variadas y van a depender del espacio y de los recipientes. Lo ideal es hacerlo lo más sencillo posible y comenzar de a poco para saber cómo se comporta cada material.
La compostera debe ser colocada en un lugar sombrío y debe tener orificios que permitan la aireación. Puede realizarse directamente en un pozo con tierra o en composteras caseras (cajones de madera, macetas rotas, latas perforadas) o comerciales.
En la compostera se colocan todos los desechos orgánicos húmedos. Se sugiere que estos no estén condimentados, ni cocidos y evitar las carnes, de lo contrario será más lento el proceso de descomposición y generarán olores indeseados.
Luego se recomienda intercalar los orgánicos húmedos y las lombrices con capas de material vegetal (césped, ramas, paja, hojas secas) y mantener el recipiente tapado para controlar la humedad. Bajo ningún punto de vista hay que permitir que se seque, se puede rociar con agua.
Se le puede agregar capas de estiércol de gallina, vaca o caballo, ya que ese material es súper rico y aporta calor a la pila para que esta se descomponga más rápido.
Cuando se completa el recipiente, se lo deja en reposo un par de meses para que las lombrices hagan su trabajo. Se puede ir completando otro y si éstos están comunicados, mucho mejor, ya que cuando la lombriz termina de descomponer los residuos, migra en búsqueda de comida a orgánicos más frescos.
Cuando se quiera cosechar el compost, se separan las lombrices -aunque no siempre se logre hacerlo en su totalidad ya que siempre queda-. y eso luego se puede utilizar o guardarlo en una bolsa cerrada para que no pierda humedad y no le entren hormigas.
Es importante tener presente que esta técnica sale de la observación del comportamiento de la naturaleza. Se produce cuando las hojas se acumulan en el suelo de los bosques por capas y comienzan a descomponerse gracias a la gran cantidad de microorganismos que allí viven. Después de un tiempo, los nutrientes de las hojas descompuestas llegan a las raíces de las plantas a su alrededor.
Y así es como se completa el proceso de reciclaje. Esto mismo intentamos imitar cuando hacemos compost en casa.
Ventajas de compostar
- Reduce el volumen de residuos
- Mejora la materia orgánica del suelo
- Ayuda al desarrollo de raíces y ramas más fuertes
- Favorece la estructura del suelo mejorando la retención de humedad en suelos arenosos y el drenaje en suelos arcillosos
- Aporta de manera natural los elementos que requieren las plantas
- Aumenta la retención de nutrientes
- Retarda el proceso en el cambio de reacción del PH
- Optimiza los recursos existentes del suelo
- Atrae lombrices de tierra
- Reduce la emisión de Gases de Efecto Invernadero GEI