El mundo de las plantas suculentas es increíble. Hay de todo tipo: coloridas, románticas, con formas de lo más originales, parecidas a piedras y también a animales...
Además, todo es ventaja cuando se trata de este tipo de especies: son perfectas para decorar, no necesitan de muchos cuidados y son fáciles de multiplicar por esquejes.
Como si fuera poco, cada vez aparecen variedades de lo más originales y rápidamente se convierten en las favoritas de Internet. Es el caso de Pangolin kisses, una curiosa suculenta que se parece al reptil pangolín (de ahí su nombre).
Así es la suculenta Pangolin kisses
Pangolin kisses es una variedad de suculenta famosa por su follaje único y original. Tiene hojas carnosas de color verde chillón dispuestas en forma compacta y apretada, lo que hace que se parezcan a las escamas de un pangolín.
Nativa del sudeste asiático, es súper fácil de cuidar y queda divina en todo tipo de macetas.
Incluso puede usarse como planta colgante para decorar bibliotecas y estanterías con mucha onda.
Su curiosa forma la convirtió en una de las suculentas más famosas de Internet: desfila por las diferentes plataformas de inspiración como Pinterest e Instagram enamorando a los coleccionistas de esta especie.
Cómo cuidar una suculenta Pangolin kisses
- Luz y ubicación: prefiere interiores o exteriores muy luminosos pero no le gusta recibir sol directo en horarios pico.
- Temperatura: si bien se puede adaptar a cualquier temperatura, se desarrolla mejor en climas cálidos con inviernos templados. La temperatura ideal oscila entre los 20ºC y 28ºC y es clave evitar aquellas inferiores a los 7ºC.
- Riego: al tratarse de una suculenta, deben ser poco frecuentes y moderados. Se recomienda hacerlo únicamente cuando el sustrato esté completamente seco.
- Sustrato: al igual que el resto de los cactus y las suculentas, es fundamental que el sustrato cuente con un buen drenaje que evite los encharcamientos.
- Plagas: esta suculenta es afectada principalmente por ácaros cochinillas que se alojan en la base de las hojas y tallos. Se pueden tratar con insecticidas naturales o aceites como el de neem.
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