Además de los múltiples beneficios que ofrecen para la salud física y mental, las plantas se convirtieron en las mejores aliadas de la decoración y conquistan todos los ambientes de la casa.
Si bien existen muchísimas especies divinas, súper fáciles de cuidar y aptas para principiantes, todas coinciden en algo: necesitan mantenimiento para estar siempre sanas y espléndidas. Y así como hay que ofrecerles agua, un sustrato de calidad y una ubicación adecuada, también hay que podarlas cada cierto tiempo. Acá te contamos los motivos y cómo hacerlo con éxito.
Por qué es tan importante podar las plantas de interior
Además de darle una forma más prolija, la poda puede ayudarnos a mantener las plantas sanas y fuertes. Y es que cuando eliminamos los tallos y las hojas muertas, además de mejorar su aspecto, también estamos eliminando una posible fuente de plagas y enfermedades.
Por otro lado, también mejora la circulación del aire y permite que la luz llegue a todas las partes de la planta de una manera más uniforme.
Cuándo podar
El mejor momento para podar las plantas es al principio de la temporada de crecimiento. Para la mayoría de las especies de interior esto es a finales del invierno o principios de la primavera.
En el caso de las plantas con flor, se recomienda podarlas justo después de un ciclo de floración.
Cómo podar
Primero lo primero: contar con un kit de herramientas de jardinería especiales para la poda. Asegurate de que la tijera esté bien limpia, esterilizada (podés usar alcohol) y afilada.
En cuanto a la poda en sí, se recomienda alejarse de la planta y mirar con perspectiva la forma que nos gustaría que adoptara al crecer. Por norma general no se recomienda quitar más de una cuarta parte de las hojas de la planta. Si hay hojas o ramas secas, tenés que cortarlas en un ángulo de 45°, para no lastimar la planta.