Situada a orillas del río Assomption, en la región norte Lanaudière de Montreal, la casa se encuentra en el corazón de un bosque de abetos de densidad excepcional, que se define por la verticalidad y delgados troncos, bastante comunes en la región.
Asentada en una cima rocosa, una ruta serpentea alrededor del acantilado y conduce al río. Mientras que el canal no es visible desde la mayor parte del sitio, el sonido de su impetuosa corriente revela su presencia.
Un factor notable y excepcional es el grupo de abedules maduros que colonizaron el flanco del acantilado, añadiendo un toque luminoso, casi irreal al sitio.
Como el proyecto tiene una huella ambiental muy pequeña, era interesante jugar con la verticalidad de la configuración.
Así, el proyecto fue construido en la parte superior del acantilado con el fin de beneficiarse de su altura, y jugar con la verticalidad del bosque de abetos.
Se encuentra en el corazón del bosque, cerca de un grupo de abedules que toman protagonismo. Por esta razón, las ventanas y puertas de la sala se han diseñado como cuadros, para lo que la monumentalidad de la configuración se pueda apreciar.
El proyecto se desarrolla a través del sitio y culmina en el río. El camino serpentea a través de diversos espacios de estar.
Las terrazas fueron dispuestas a lo largo del camino de manera que cada espacio se puede apreciar de manera diferente, de acuerdo con la hora del día.
Volumen
El carácter sombrío y austero del entorno, creado por la espesura del bosque, se ve reforzado por la construcción alta de color oscuro, de manera que se funde en el entorno lo más sea posible.
El proyecto se vislumbra entre los troncos de los árboles y por las puntas afiladas de las ramas de abeto.
La verticalidad de los volúmenes significa que el sitio se abre hacia arriba, permitiendo que la luz entre en el edificio. La segunda planta es tratada no como un altillo, sino como una especie de grieta, por donde entra la luz.
Dado que el proyecto tiene una huella muy pequeña, la casa está distribuida en dos alas. La primera comprende la residencia principal, la segunda es la terraza - un espacio esencial en esta región.
La terraza está separada de la casa por un pasaje cubierto que llama la atención sobre el acantilado y el río abajo.
Interior
La entrada de la casa, en la fachada norte del ala principal, tiene muy pocas ventanas.
La verticalidad de las aberturas hace eco de la forma de la casa. El tamaño compacto requiere que los volúmenes interiores sean amplios y llenos de luz.
Desde la zona de entrada, un pasillo conduce a los visitantes a los espacios situados al sur. La escalera a la planta de arriba acentúa la verticalidad del conjunto. Con su chimenea interminable, la estufa de combustión lenta, que se encuentra en el extremo de la planta, mantiene el fenómeno.
La cocina se colocó en el lado sur, cerca de la terraza, donde se disfruta de muchas comidas en verano. La vista del paisaje es más abierta en este lado, y la versatilidad del espacio permite una mayor diversidad de usos.
La escalera a los dormitorios se instaló en una abertura a través de la segunda planta, abriendo el espacio a través de ambas plantas.
Un corredor recorre toda la longitud para conectar las habitaciones, y también para llevar luz natural a la planta baja.
Las aberturas fueron concebidas como cuadros, enmarcando el paisaje, tratando de fundirse con la naturaleza omnipresente, tanto por los olores del bosque como el canto de los pájaros o el río cercano.
La luz, filtrada a través de los árboles, cambia con las horas del día y las estaciones del año, y ofrece un lugar que está en constante cambio, en perfecta armonía con el ser vivo que es el bosque alrededor.
Ficha técnica
Arquitectos: Nathalie Thibodeau Architecte; Nathalie Thibodeau Architecte
Año: 2014
Fotos: Maxime Brouillet.
