Los daneses son expertos en eso de buscarle la vuelta a la casa para encontrar espacios que regalen placer, disfrute, calma y felicidad: el famoso hygge.
En su filosofía hogareña, no puede faltar un hyggekrog, nombre que reciben los rincones especiales (y privados) para disfrutar un libro, una peli o simplemente, echarse a meditar.
Hyggekrog son entonces esos espacios privados concebidos como pequeños templos donde podés desconectarte por completo de tu vida laboral (y en lo posible, familiar) con cualquier hobby (lecturas, música, series, yoga) que te permita poner la mente en blanco.
¿Qué tiene que tener un espacio para ser hyggekrog? Algo de privacidad en lo posible un asiento cómodo e individual, al almohadones y mantas para hacerlo lo más cómodo posible, buena iluminación (si es natural, mejor) y aromas: velas, aromatizadores, etcétera.
Buscá inspiración en esos rincones hyggekrog y buscá un rincón de tu casa para armar uno a tu medida:
Un banco fijo junto a una ventana
Encontrar un rincón hygge implica buscar nuevos espacios dentro o fuera de la casa. En este caso, el vano de una ventana permitió sumar un banco fijo (con cajones ciegos por debajo), una colchoneta, almohadones y mantas y una fundamental luz puntual. Con esos ingredientes, el resultado hygge es perfecto.
Un hyggekrog con biblioteca incluida
Una propuesta ideal para los amantes de la lectura: un espacio propio y privado, con todos los libros al alcance de la mano. Las plantas, la luz natural y la vista al verde, son otros tres ingredientes fundamentales para un rincón que alimente tu espíritu hygge.
Sumate a la onda hygge con un sillón que te abrace
Tu espacio hyggekrog también puede estar definido por un sillón especial. Puede ser una pieza de diseño de autor o un modelo que te ofrezca cobijo y refugio para tus momentos privados, como este sillón gordo y redondeado. Una alfombra peluda a los pies le suma puntos a la propuesta.
Cualquier rincón es bienvenido para el hyggekrog
Esta propuesta demuestra que también se puede tener un hyggekrog de diseño. En este caso, un banco con corte en diagonal realizado a medida para aprovechar cada centrímetro de una saliente hacia la fachada, en una zona de paso. Casi escondido por los muros laterales, y bien equipado con una colchoneta capitoné a medida, remata en una biblioteca vertical embutida que le da un broche de oro.
Hyggekrog en el altillo
Lo bueno de armar tu rincón hygge en el altillo es que te garantiza absoluta privacidad. Aquí bastó con echar una alfombra bien peluda que oficia de manta o colchoneta junto a un surtido de grandes almohadones. El espacio se remató con una biblioteca baja, sucursal de la principal ubicada en el living de la casa.
Un rincón privado en el bajoescalera
Los bajoescaleras son en general espacios irregulares que temrinan desaprovechados. Sin embargo, basta un buen sillón, alguna mesita auxiliar y una decoración amigable, para armar allí tu templo privado donde alimentar tu costado hygge.
Un rincón privado y hyggekrog en el balcón
Si tu alma hippie te pide a gritos un espacio hyggekrog y dentro de la casa no hay dónde armarlo, pensá en el exterior. Este balcón boho-chic y bien equipado, crea el rincón necesario para vivir un momento de relajación. No faltan las mantas (ingrediente fundamental de esta propuesta), al igual que las plantas, la madera y los detalles de fibras naturales tan amigos de la onda zen.