De lejos parece una planta de lavanda. Pero nada más alejado que eso. Y es que nuestra candidata de hoy forma parte del género Salvia y es conocida popularmente como salvia rusa.
Para que tengas una idea se trata de una de las especies más recomendadas para cultivar en jardines de bajo mantenimiento y poco riego, en praderas y también en jardines de plantas perfumadas que contribuyen a la biodiviersidad y atraen colibríes.
Así es la salvia rusa (Salvia yangii)
Nativa de las regiones áridas de Asia, la Salvia yangii (su nombre científico) es un subarbusto perenne con hojas de color verde grisáceo.
Su mayor atractivo son las pequeñas flores tubulares de color lila que nacen de tallos erectos de color blanco grisáceo, desde mediados de primavera hasta bien entrado el otoño. Ricas en néctar y polen, resultan irresistibles para atraer abejas y colibríes.
Es una planta de bajo mantenimiento que crece bastante rápido -puede alcanzar una altura máxima de 1 a 1,4 mts.- y se adapta con facilidad a diferentes tipos de climas y suelos.
Cómo cuidar una salvia rusa
- Luz y ubicación: exteriores, pleno sol.
- Temperatura: bastante resistente. En general soporta el frío pero no las heladas muy intensas. Llegado el caso conviene resguardarla o protegerla con tela anti heladas.
- Riego: tolera largos períodos sin agua. Lo ideal es hacerlo moderadamente y siempre corroborando que el sustrato esté completamente seco antes de regar.
- Sustrato: crece mejor en suelos livianos pero lo hace también en los pesados. Eso sí, tienen que tener muy buen drenaje.
- Poda: se recomienda podar desde abajo los tallos viejos (generalmente secos) cuando comienza a brotar de la base, de esta manera gana fuerza y queda prolija.
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