Los estilos decorativos que proponen crear ambientes simples, despojados de objetos innecesarios, en los que reine la calidez y la conexión con la naturaleza en su estado más puro, vienen pisando fuerte. Sobre todo en estos tiempos en los que pasar mucho tiempo en el hogar, se convirtió en un hábito y lograr un atmósfera acogedora que nos invite a quedar, resulta clave.
Kinfolk nace en Estados Unidos y se inspira en el estilo de vida de la comunidad Amish, el cual promueve la sencillez y la conexión con la madre naturaleza. Es por esto, que se podría decir que esta tendencia decorativa, también aplica como una manera de vivir, invitando a volver a los orígenes para mejorar los hábitos y las costumbres.
Kinfolk: una fusión de estilos decorativos
Esta tendencia, retoma algunas líneas del boho chic pero de una manera más sutil y refinada, ya que la diferencia radica en que kinfolk sigue una filosofía en la que menos es más. Por su parte los estilos rústicos, vintage, industrial y minimalistas cálidos, también se hacen presentes a través de pequeños detalles.
Los materiales naturales como protagonistas
El estilo kinfolk se caracteriza por utilizar materiales naturales como madera, piedra, ratán, yute, bambú, algodón y lino. Las artesanías también juegan un papel fundamental en los ambientes que siguen esta tendencia al igual que el mobiliario reciclado.
Naturaleza en su estado más puro y ¡que no falten las plantas!
Maderas y materiales sin tratar, juegan un rol importante en este estilo, al igual que las plantas: no pueden faltar. Además de crear atmósferas cálidas y acogedoras, nos acercan a la naturaleza en su estado más noble.